La Santa Sede propone una campaña de promoción de la mujer en cada sector

Al intervenir ante la Comisión sobre el Estado de las Mujeres que se celebra en Nueva York

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NUEVA YORK, lunes, 8 marzo 2004 (ZENIT.org).- La Santa Sede considera que la batalla por el respeto de la mujer exige algo más que condenas –necesarias– y ha propuesto una campaña de promoción de las mujeres en todos los sectores de la sociedad.

Es la conclusión a la que llegó la profesora Marilyn Ann Martone, quien intervino en nombre de la Santa Sede ante la Comisión sobre el Estado de las Mujeres que se celebra en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York del 1 al 12 de marzo.

«Mi delegación está convencida de que el camino para alcanzar significativos progresos en el pleno respeto de las mujeres y de su identidad implica algo más que una simple condena de la discriminación y de las injusticias, aunque sea necesaria», afirmó la profesora Martone.

«Este respeto debe ser en primer lugar y sobre todo alcanzado a través de una efectiva e inteligente campaña de promoción de las mujeres en todos los sectores de la sociedad humana», añadió.

«Las mujeres deberían ser maestras y constructoras de paz y debería dárseles esta oportunidad a través de una adecuada preparación», exigió la profesora en su intervención hecha pública por la Sala de Prensa de la Santa Sede este lunes, día en el que las Naciones Unidas invitan a celebrar la Jornada Mundial de la Mujer.

La representante vaticana pidió el reconocimiento del «sacrificio» de las mujeres en las diferentes áreas.

Esto implica, exigió, «igual salario por igual trabajo, protección para las madres trabajadoras, corrección en la promoción de las carreras profesionales, igualdad de esposas con respecto a los derechos familiares, y reconocimiento de todo lo que forma parte de los derechos y deberes de todos en una sociedad democrática».

«Es una cuestión de justicia y de necesidad», subrayó.

En particular, la delegada se detuvo a analizar el papel de la mujer en «la prevención gestión y solución de conflictos». «Demasiadas mujeres hoy siguen siendo víctimas de la violencia y de la guerra», así como de «la violencia doméstica».

En particular, mencionó el drama de «las mujeres refugiadas o desplazadas que tienen que afrontar no sólo su sufrimiento personal sino también con el cansancio y la responsabilidad de cuidar en estas situaciones desesperadas de niños y ancianos de la familia».

«Tristemente, cuando surgen los conflictos armados, las mujeres se convierten en el objetivo especial de los combatientes en maneras que deshumanizan su dignidad», afirmó la representante del Papa.

«Ha llegado el momento de condenar y sancionar con fuerza todas las brutalidades sexuales perpetradas contra las mujeres –exigió–. En este sentido, podría ser muy importante el compromiso de las mujeres en la gestión de la ayuda material y asistencial médica y psicológica a las víctimas de la violencia».

La delegación vaticana denunció por último «la cultura hedonista y comercial tan extendida que impulsa a la explotación sistemática de las chicas y de las mujeres».

«El tráfico de mujeres y niños debe cesar. La contribución de las mujeres en los procesos de toma de decisiones para combatir este tráfico vergonzoso puede ser decisiva, ya que son las primeras víctimas de estos crímenes», concluyó.

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ZENIT Staff

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