La Santa Sede ratificó ayer el Tratado General de Prohibición de Pruebas Nucleares

CIUDAD DEL VATICANO, 19 julio 2001 (ZENIT.org).- El arzobispo Renato R. Martino, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante Naciones Unidas, depositó el instrumento de ratificación del Tratado General de Prohibición de Pruebas Nucleares (CTBT) en el departamento de Asuntos Legales de la ONU. El CTBT, que fue adoptado por la asamblea General de la ONU, el 10 de septiembre de 1996, fue firmado por la Santa Sede el 24 de septiembre del mismo año.

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Al ratificar el tratado, “la Santa Sede está convencida de que en la esfera de las armas nucleares, la prohibición de las pruebas y del posterior desarrollo de estas armas, así como el desarme y la no proliferación están estrechamente ligados y deben ser logrados lo más rápidamente posible bajo controles internacionales”.

Al presentar el instrumento de ratificación, el arzobispo Martino reiteró la firme convicción de la Santa Sede de que las “armas nucleares son incompatibles con la paz que buscamos para el siglo XXI”. También expresó el respaldo vaticano para suprimir el tráfico ilícito de armas pequeñas que “acaban en manos de fuerzas irregulares, guerrillas y terroristas, y desempeñan un papel nefando en los cárteles de la droga y los sindicatos del crimen organizado”.

Así mismo reafirmó el apoyo a la Convención sobre la Eliminación Total de Minas, la Convención sobre Armas Químicas y el Tratado sobre Armas Biológicas.

Al hacerlo, monseñor Martino afirmó que “la conciencia de la humanidad debe dejar claro que todas las armas de destrucción masiva violan los verdaderos principios de la coexistencia pacífica, la colaboración y la solidaridad entre naciones y pueblos”.

En el texto de la declaración vaticana, anexo al instrumento de ratificación, la Santa Sede reafirma su posición respecto al CTBT: “En conformidad con la naturaleza y especial condición del Estado de la Ciudad del Vaticano, la Santa Sede, con esta ratificación, busca avanzar en la genuina promoción de una cultura de la paz, basada en la primacía de la ley y el respeto por la vida humana. Al principio del tercer milenio, la implementación de un sistema de desarme general y completo, capaz de fomentar un clima de confianza, cooperación y respeto entre los estados, representa un aspecto indispensable de la realización concreta de una cultura de vida y de paz. Prestando respaldo moral al CTBT, a través de este acto solemne de ratificación, la Santa Sede anima a la entera comunidad internacional, que es consciente de los varios desafíos que presenta el camino del desarme nuclear, a intensificar sus esfuerzos para asegurar el cumplimiento de dicho tratado”.

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ZENIT Staff

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