La Santa Sede reconoce oficialmente a la Comunidad de las Bienaventuranzas

Surgida en 1974 en Francia, está presente en los cinco continentes

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CIUDAD DEL VATICANO, 6 enero 2003 (ZENIT.org).- La Comunidad de las Bienaventuranzas («Béatitudes», es su nombre original en francés), una nueva realidad eclesial presente en los cinco continentes, ha sido reconocida oficialmente por la Santa Sede.

El Consejo Pontificio para los Laicos la reconoció el 8 de diciembre de 2002 como una «asociación privada de fieles de derecho pontificio con personalidad jurídica». El decreto de reconocimiento será entregado oficialmente a la Comunidad el 31 de enero de 2003, durante una ceremonia que tendrá lugar en la sede del mismo Consejo en Roma.

La Comunidad de las Bienaventuranzas fue fundada en 1974 por un antiguo pastor protestante francés convertido al catolicismo, Ephraïm Croissant, por su esposa, Josette, y por otra pareja. «Comunidad nueva» nacida tras el Concilio Vaticano II, surge en la corriente de la Renovación Carismática Católica.

Se trata de una comunidad de vida residencial contemplativa y misionera que vive el carisma de santa Teresa del Niño Jesús de Lisieux.

La comunidad está compuesta por laicos, consagrados y sacerdotes, célibes y familias. Está presente en todos los continentes, en 32 países , con 46 casas en Europa, 11 en África, 7 en Asia, 3 en América Latina, 3 en América del Norte, 2 en Oceanía, 3 en Oriente Medio. En total, 1.500 hermanos y hermanas viven en comunidad residencial. A su alrededor existe una comunidad de alianza conocida con el nombre de «Familia de las Bienaventuranzas».

La espiritualidad de la comunidad pone en primer lugar la vida de oración de inspiración carmelita y la búsqueda de la oración continua. A través de su verdad de vida, su presencia caritativa, misionera, pastoral, la Comunidad es un instrumento de formación y de evangelización que se coloca de manera particular junto a los más pobres.

Según la encíclica «Redemptoris Missio» (n°51): quiere ser «un punto de partida para crear una nueva sociedad fundada en la «civilización del amor». Las comunidades están descentralizadas pero están articuladas con la comunidad parroquial, con la que siempre permanecen unidas.

Más información en http://www.beatitudes.org.

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ZENIT Staff

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