CIUDAD DEL VATICANO, 12 febrero 2003 (ZENIT.org).- El drama de los accidentes de tráfico y la prepotencia y agresividad en la carretera reclaman ha llevado a la Santa Sede a lanzar una pastoral orientada a promover los valores que nacen del amor y del respeto a la vida.
Es una de las conclusiones del I Encuentro Europeo de Directores Nacionales para la Pastoral de la Carretera que tuvo lugar en el Vaticano el 3 y 4 de febrero, organizado por el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, cuyo presidente es el arzobispo japonés Stephen Fumio Hamao.
Las carreteras –dice un comunicado distribuido este martes por el organismo vaticano a manera de conclusión– no son solamente vías de tránsito, sino también lugar de encuentro de personas.
Por ello, subraya la urgencia de formar operadores de pastoral que sepan hacer presente y testimoniar el Evangelio de Jesucristo con formas de apostolado adaptadas y creativas.
En el encuentro se puso de manifiesto el gran drama de los sufrimientos causados por los accidentes de circulación, debidos en un 90% de los casos al factor humano.
En el siglo pasado, en todo el mundo, murieron 35 millones de personas y mil quinientos millones resultaron heridas en accidentes de carretera.
«Frente a esta tragedia debe convertirse en urgente (…) el empeño común de la sociedad civil y de las Iglesias y comunidades eclesiales, además de los “líderes” de creyentes de distintas religiones, por una educación viaria» desde la primera infancia y por la atención a las familias de las víctimas y a los heridos.
«El apostolado de la carretera –dice el comunicado– se orienta sobre todo a formar una conciencia más atenta de la necesidad de poner las bases para la paz y la convivencia humana, también en los caminos del mundo, en una sociedad que sea cada vez menos agresiva, prepotente y violenta».
Es igualmente tarea del apostolado de la carretera apoyar a sus «profesionales» (conductores, turistas, guardias de seguridad, personal de gasolineras) y sensibilizar a los medios de comunicación sobre la realidad y los problemas del tráfico.
En este marco, una de las cuestiones analizadas durante el encuentro fue la de los «habitantes de la carretera», especialmente preocupante por el creciente número de niños entre ellos. Frente a la problemática, se consideró urgente una acción pastoral global, además de las iniciativas caritativas ya existentes.
Como subrayó el comunicado, existe la urgencia de evangelizar a aquellos que están inmersos en el tráfico viario, promoviendo en ellos valores que, en su base, nacen del mandamiento del amor y del sentido del respeto por la propia vida y la de los demás.
