CIUDAD DEL VATICANO, 12 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La Santa Sede ofrecerá un juicio ético sobre el uso de los organismos genéticamente modificados (OGM), anunció el cardenal Renato R. Martino al concluir un simposio internacional sobre el argumento en el Vaticano.
El presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz anunció que esta institución «no dejará de ofrecer su contribución para iluminar las conciencias para que las biotecnologías vegetales sean una oportunidad para todos y no una amenaza».
El cardenal italiano hizo el anuncio en la ponencia de clausura del simposio internacional celebrado entre el lunes y el martes, en el que participaron sesenta representantes del mundo de la ciencia, de la política, de la industria, del comercio, de organismos internacionales, y de asociaciones de consumidores de todo el mundo.
El juicio del organismo vaticano, anunció, tendrá en cuenta, entre otros, tres elementos: la «solidaridad en las relaciones comerciales entre las naciones», la «seguridad ambiental y sanitaria de todos», el «entendimiento entre el mundo científico, la sociedad civil y los responsables políticos, a nivel nacional e internacional»
«Una de las condiciones ineludibles para que la Iglesia pueda ejercer su discernimiento religioso, ético-cultural y pastoral, que forma parte de sus deberes» es la de escuchar a la investigación científica, a los productores a la sociedad civil y a los responsables políticos, afirmó al explicar los motivos que le llevaron a convocar el congreso.
El cardenal Martino aclaró que «el simposio ha sido un primer momento de estudio dentro de un camino que la Santa Sede pretende recorrer con prudencia, serenidad, en la verdad, para responder a las difundidas expectativas presentes en la Iglesia, en el mundo científico y, en general, en nuestra sociedad».
Llegará el momento, anunció, en el que la Santa Sede se pronuncie, cumpliendo con su misión de «arrojar la luz del Evangelio en todas las situaciones humanas en las que está en juego el bienestar espiritual y material de los hombres, sobre todo cuando se trata de promover el desarrollo solidario e integral de los pobres, a quienes la Iglesia no ama con un amor exclusivo o excluyente, pero ciertamente preferencial».
El presidente de Justicia y Paz concluyó afirmando que «el campo de los OGM no debe ser abandonado, aunque necesita muchas atenciones. Se debe seguir trabajando. El Consejo Pontificio alienta a todos a hacerlo y pretende hacerlo a su vez con disponibilidad y espíritu de servicio».
