La Santa Sede será tribunal competente en los delitos contra la fe

Regulados otros “delicta graviora”, entre ellos la ordenación de mujeres

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 15 de julio de 2010 (ZENIT.org).- La Congregación para la Doctrina de la Fe es desde ahora competente, en segunda instancia, para juzgar sobre los delitos contra la fe, que hasta ahora estaban reservados al obispo diocesano.

Esta es una de las más importantes novedades introducidas en las Normae de Gravioribus Delictis, por decisión de Benedicto XVI, y que han sido dadas a conocer hoy por la Santa Sede.

En el nuevo texto de las Normas, se han introducido una serie de enmiendas, tanto en lo referente a la normativa procesal como a las figuras delictivas contempladas hasta ahora.

Aunque las novedades más esperadas son las relativas a los procesos jurídicos contra clérigos acusados de abusos sexuales a menores, no son en absoluto las únicas novedades.

Según explicó hoy al respecto el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, en una nota, por primera vez se consideran delicta graviora los delitos contra la fe, es decir, la herejía, la apostasía y el cisma.

Es decir, que la Congregación para la Doctrina de la Fe ya no se limitará a dictaminar sobre la existencia o no de herejía, apostasía o cisma, como sucedía hasta ahora. Aunque el proceso en estos casos, en primera instancia, sigue competiendo al obispo local, la Congregación pasa a tener competencia sobre los mismos en segunda instancia, como tribunal de apelación.

Otro de las figuras que pasan a ser competencia de la Congregación es el caso de intento de ordenación sagrada de una mujer: “cualquiera que atente conferir el orden sagrado a una mujer, así como la mujer que atente recibir el orden sagrado, incurre en la excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica”, afirma el artículo 5.

Sobre la ordenación de las mujeres, ya existía un decreto de 2007, con lo que las Normas se limitan a incorporar la jurisprudencia canónica existente.

Durante la presentación de las Normas, monseñor Charles Scicluna, promotor de justicia (“fiscal”) de la Congregación para la Doctrina de la Fe, explicó a los presentes que en este caso “la gravedad depende del hecho de que se subvierte el pensamiento de la Iglesia y la fe de la Iglesia en el sacramento del Orden”.

“Es una gravedad de distinto tipo de la gravedad, que impacta, del abuso sexual a menores: no están al mismo nivel. Pero evidentemente se encuentran en un documento que intenta sistematizar toda la competencia sobre los delitos que están reservados a la Congregación”, explicó monseñor Scicluna.

Eucaristía y Penitencia

Otra de las novedades contenidas en las Normas es una explicitación mayor de los casos de delitos contra la Eucaristía, que ya estaban considerados como delitos muy graves.

Concretamente, se han separado dos casos penales que estaban considerados una única figura: atentar contra la acción litúrgica del Sacrificio Eucarístico, y la simulación del mismo.

Se reserva también a la Congregación para la Doctrina de la Fe el delito que consiste “en la consagración con una finalidad sacrílega de una sola materia o de ambas en la celebración eucarística o fuera de ella”.

Se introducen también varios casos penales respecto a la profanación del sacramento de la Penitencia. Concretamente, la escucha indirecta de la confesión de otra persona, o su grabación o divulgación, sobre las que ya se había emitido un decreto de condena en 1988.

Otro nuevo tipo delictivo es el de intentar impartir la absolución sacramental, no pudiendo darla válidamente, o la simulación de la absolución sacramental.

“No se trata tanto de determinaciones nuevas en la sustancia, sino de incluir normas ya en vigor, a fin de obtener una normativa completa más ordenada y orgánica sobre los ‘delitos más graves’ reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe”, explicó Lombardi durante la presentación de las nuevas Normae.

La actualización de estas normas se ha llevado a cabo coincidiendo con el final del Año Sacerdotal, un tiempo en el que Benedicto XVI ha insistido una y otra vez en la importancia de los sacramentos del Orden Sacerdotal y de la Eucaristía, así como de la necesidad de la fidelidad al magisterio de la Iglesia en las cuestiones relacionadas con ellos, como por ejemplo en su discurso a los obispos de la Región Norte 2 de Brasil (15 de abril), o en su intervención en el congreso de la diócesis de Roma (16 de junio).

Por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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