La Santa Sede sobre la dignidad de los pueblos indígenas

Intervención de monseñor Celestino Migliore ante la Asamblea de la ONU

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NUEVA YORK, martes 20 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la intervención de monseñor Celestino Migliore, arzobispo y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, entregado ayer antes de la 64 sesión de la Asamblea General de la ONU.

* * *

Señor presidente,

Para la Santa Sede, hablar sobre este asunto es más que hacer un ejercicio intelectual, pues procede de su prolongado compromiso de hacer frente a las necesidades sociales, personales y espirituales de los más de 370 millones de personas indígenas que hay en todo el mundo. Desde la adopción de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DRIP) por parte de la Asamblea General en septiembre de 2007, los derechos de los pueblos indígenas han llamado especialmente la atención internacional, y mi delegación considera que la celebración del Segundo Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del mundo ayudará a fomentar un mayor interés y respeto por estas comunidades.

Para animar las actividades del Decenio, mi delegación considera que las iniciativas pertinentes deben ser guiadas por los principios de respeto a la identidad y la cultura de las poblaciones indígenas. Comprender y respetar sus tradiciones culturales, su conciencia religiosa y su capacidad desde hace tiempo de decidir y controlar sus programas de desarrollo, ayudará a fomentar una mayor interacción y cooperación entre los pueblos y los gobiernos.

En el Informe Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas se observa que las violaciones de los derechos humanos continúan, y que el DRIP no ha sido completamente implementado. Mi delegación quisiera recalcar la convicción, que con frecuencia resuena en esta sala, de que el reconocimiento de la dignidad fundamental de toda persona y la promoción de los derechos humanos sigue siendo la estrategia más eficaz para su desarrollo integral. Tenemos que trabajar más duro para hacer que los pueblos indígenas sean conscientes de su propia dignidad y para que sus comunidades puedan para dar forma a sus vidas de acuerdo con sus propias tradiciones.

En tiempos de cambio y de crisis económica, los retos que afrontan las comunidades indígenas no deben ser olvidados. En un proceso de reducción de los sistemas de seguridad social, [estos pueblos] deben ser debidamente tenidos en cuenta a través de modelos de desarrollo auténtico, que eviten la destrucción de la tierra, el agua y otras formas de explotación del medio ambiente en nombre del beneficio económico a corto plazo. Al respecto, mi delegación urge a las corporaciones a que lleven a cabo su tarea de forma que no se afecte a los derechos de los pueblos indígenas y que promueva el uso responsable del medio ambiente.

En el medio del cambio social y económico, las redes tradicionales de solidaridad tienen más importancia; por lo tanto, la promoción de iniciativas indígenas para defender sus derechos debe ser respetada. El concepto de movilidad de la mano de obra ha dado lugar a aumento de la migración, lo que conduce a situaciones de decadencia humana, y crea nuevas formas de inestabilidad psicológica y de una enorme degradación cultural. La interacción entre las culturas tiene un valor positivo, pero debe llevarse a cabo a través del diálogo intercultural, y no a través de la dominación o del sometimiento.

En este Segundo Decenio, en aras del bienestar social, el problema de la inseguridad alimentaria debe ser abordado desde una perspectiva a largo plazo, eliminando las causas estructurales que dan lugar al mismo y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres.

La reforma agrícola requiere de las poblaciones indígenas una mayor inversión en infraestructuras rurales, sistemas de irrigación, transporte y organización de los mercados, así como un mayor acceso a la tecnología agrícola. El Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo 2009 trataba sobre cuestiones relativas al VIH / SIDA. En el Segundo Decenio, debe dedicarse especialmente atención a la vulnerabilidad de los pueblos indígenas, especialmente niños y mujeres, a esta epidemia, y a la educación sanitaria adecuada como esencial para prevenir su transmisión. Todas estas cuestiones deben abordarse con la participación de las comunidades locales y respetando los valores morales basados en la naturaleza humana.

También es necesario cultivar una conciencia pública que reconozca la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinción ni discriminación. El derecho a la alimentación, como el derecho al agua, tienen un lugar importante en el ejercicio de otros derechos, empezando por el derecho fundamental a la vida.

Las comunidades indígenas están profundamente arraigadas en culturas, tradiciones y prácticas de respeto por la Tierra, la creación y la vida humana. La apertura a la vida ha estado durante mucho tiempo en el centro de la espiritualidad de los pueblos indígenas, y si se pierde la sensibilidad personal y social hacia la aceptación de la nueva vida, entonces otras formas de aceptación, que son valiosas para la sociedad, también se perderán.

Muchas gracias, señor presidente.

[Traducción del inglés por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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