La Santa Sede solicita a la ONU respuestas a las tragedias de la juventud mundial

Intervención de Francisco Dionisio en el organismo

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NUEVA YORK, lunes, 10 octubre 2005 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha exhortado a las Naciones Unidas a identificar y dar respuesta a las problemáticas que enfrentan en el mundo los jóvenes, de entre quienes 200 millones viven en la pobreza, 130 millones son analfabetos, 88 millones están desempleados y 10 millones viven con VIH/Sida.

La juventud mundial –entre 15 y 24 años— se estima en 1.153 millones (18% de la población mundial). El 85% de los jóvenes del mundo vive en países en desarrollo. Los niños de menos de 15 años representan otro 30% de la población mundial total. Por lo tanto, todos los menores de 24 años suman casi la mitad de la población mundial.

Todos los datos citados de hecho los lanzó el «Informe sobre la juventud mundial 2005» (Cf. www.un.org/esa/socdev/unyin/wyr05.htm) elaborado por el secretario general del organismo de naciones para el 60º período de sesiones. Incluía una evaluación de lo realizado a los diez años de la aprobación del Programa de Acción Mundial para los Jóvenes hasta el año 2000 y años subsiguientes.

Consciente de las aspiraciones de los jóvenes, la delegación de la Santa Sede ha hecho seguimiento «cuidadosamente» de los desarrollos desde el lanzamiento de tal Programa, que señala diez áreas de acción relativas a temas que afectan a los jóvenes («pobreza», «educación», «empleo», «los jóvenes y el medio ambiente», «esparcimiento», «los jóvenes y su participación en la adopción de decisiones», «salud», «drogas», «delincuencia juvenil», «la niña y la mujer joven»).

Así lo confirmó el jefe de la delegación de la Santa Sede ante la ONU, Francisco Dionisio, en su intervención del jueves pasado en la 60ª sesión sobre el «Programa de Acción Mundial para los Jóvenes hasta el año 2000 y más allá».

A aquellas áreas se sumaron cinco más –surgidas desde la aprobación del Programa– en el informe del secretario general: «globalización», «tecnologías de la información y la comunicación», «el virus de la inmunodeficiencia humana/síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH/SIDA) y los jóvenes», «los jóvenes y los conflictos» y «relaciones intergeneracionales».

Al respecto, la delegación de la Santa Sede reiteró «su postura en el uso de la expresión “salud sexual y reproductiva”» «contenida en el Informe». «Mi delegación la entiende como una promoción holística de la salud de mujeres, hombres, jóvenes y niños. No toma en cuenta el aborto o el acceso al aborto como una dimensión de estos términos», puntualizó Francisco Dionisio.

Recalcando su constancia en el pleno compromiso hacia los jóvenes, la delegación de la Santa Sede recordó –aludiendo a la juventud respecto a la economía global, la pobreza, la educación y el empleo– que «actualmente en el mundo hay más de 196 mil escuelas católica de educación primaria y secundaria a las que acuden más de 51 millones de niños y jóvenes».

Además «existen casi mil universidades católicas, colegios superiores y otros institutos, que educan a más de 4 millones de jóvenes mayores», añadió el jefe de la delegación de la Santa Sede.

Por estas cifras mostró que «los jóvenes están siendo ayudados a recibir la educación que merecen y se les está alentando a que la proporcionen a su vez a otros».

Y en lo que respecta «a jóvenes en relación con la sociedad, medio ambiente, esparcimiento y participación», subrayó que en términos de miles de grupos juveniles por todo el mundo, «la Iglesia católica comparte y promueve la importancia de cuidar de uno mismo, del medio ambiente y de los coetáneos».

A la cuestión de los «jóvenes en riesgo, salud, drogas, delincuencia y discriminación contra niñas y mujeres jóvenes», la Iglesia sale al encuentro actualmente con casi 12 mil hospitales e instituciones de atención sanitaria y medicina preventiva en todo el mundo.

«Profesionales locales entrenados, a través de su trabajo allí, respaldan el principio de que toda vida humana es sagrada y de que cada persona tiene valor. Los jóvenes son claramente tratados como miembros preciosos y vulnerables de la sociedad», confirmó el jefe de la delegación de la Santa Sede en su intervención.

Según recalcó ante la ONU, «la capacidad para realizar los objetivos específicos de las diez prioridades se reduce al compromiso».

«Sabemos que vivimos en un mundo complejo y complicado, y muchos jóvenes saben que tal compromiso requiere tres cosas: reconocer necesidades, especialmente en los miembros más pobres de nuestro mundo, planificar una respuesta y llevarla a cabo», señaló.

«La Santa Sede alienta a la ONU a seguir identificando las necesidades de la gente joven del mundo, especialmente de los más pobres y débiles entre ellos», añadió, sugiriendo a la organización una labor conjunta «con la comunidad internacional para desarrollar respuestas realistas, apropiadas, inmediatas y a largo plazo».

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ZENIT Staff

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