La Santa Sede y el control demográfico, según su representante en la ONU

Habla el arzobispo Diarmuid Martin, observador en la sede de Ginebra

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, 12 julio 2002 (ZENIT.org). La Santa Sede no está a favor del crecimiento demográfico ilimitado del planeta; la Santa Sede se opone sin embargo a la imposición de políticas familiares que atentan al derecho de los padres a escoger libremente el número de hijos que quieren tener.

Esta es la aclaración que ha hecho el arzobispo Diarmuid Martin, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, al comentar ante los micrófonos de Radio Vaticano la celebración de la Jornada Mundial de la Población, que tuvo lugar este jueves.

Con esta iniciativa, la ONU busca estabilizar el crecimiento de la población del planeta a través de la planificación familiar y de programas de salud reproductiva, que, como se ha constatado en algunas Conferencias mundiales, algunos la interpretan como promoción del aborto.

«La Santa Sede, naturalmente, no está a favor de un crecimiento ilimitado de la población mundial, ni a favor de programas gubernamentales o internacionales que imponen límites», explica el arzobispo irlandés.

«Desde hace muchos años, la Santa Sede repite lo que ha afirmado el Concilio Vaticano II sobre el derecho de los padres a escoger libremente el número de hijos, establecer la distancia temporal entre los nacimientos, y los medios económicos para alcanzar estos objetivos», añade.

«La naturaleza misma establece un cierto equilibrio entre generaciones –constata el prelado–. Hemos visto en muchas ocasiones que, cuando se interviene radicalmente desde fuera sobre este equilibrio, se crean problemas».

«En todo esto –explica–, la tarea de la Iglesia consiste en apoyar, en estar junto a las familias, en favorecer las políticas familiares más convenientes en cualquier parte del mundo y, en particular, estar al lado de las mujeres y niños, que constituyen la mayor parte de la población».

Al mismo tiempo el prelado constata que las previsiones catastrofistas lanzadas en años anteriores por quienes anunciaban una «bomba» demográfica, están siendo desmentidas por la realidad.

«Desde hace algunos años, es evidente que el índice de natalidad está disminuyendo, de manera diversificada, según los países. Por lo que se refiere a la situación de los flujos migratorios, no hay que crear alarmismos –confiesa Martin–. Estoy convencido de que en los próximos años el movimiento de las personas se convertirá en una dimensión natural de la sociedad globalizada».

«Una de las cosas más interesantes que han surgido en las numerosas conferencias internacionales es que el factor más importante para establecer el número de hijos que una familia desea tener está ligado a la educación de las mujeres», revela el representante vaticano.

«En este campo –recuerda–, la Iglesia católica durante muchos años ha desempeñado un papel importante. Las escuelas católicas han ofrecido las mismas posibilidades de educación a niños y a niñas. Por desgracia, en algunos países del mundo, el simple hecho de nacer mujer comporta todavía desventajas».

«Por último, un problema que hay que afrontar es la dramática situación de la mortalidad materna, debida a las graves carencias que existen en los servicios sanitarios de los países en vías de desarrollo. Es necesario comprometerse más para proteger a las mujeres, procurando asistencia y la garantía de embarazos seguros y serenos», concluye el arzobispo.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación