La sequía deja a Eritrea en situación de necesidad urgente

Urgente llamamiento del obispo de Asmara

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ASMARA, 2 febrero 2003 (ZENIT.org).- Eritrea, la pequeña nación del Cuerno de África, está al borde de la catástrofe. Las condiciones meteorológicas del año pasado proyectan ahora el fantasma del hambre sobre la población.

La situación es tal que monseñor Abune Menghesteab Tesfamariam, obispo de Asmara, la capital, ha lanzado un llamamiento urgente pidiendo ayuda para 1.400.000 eritreos, la mayoría ancianos, mujeres y niños.

«¡Estamos angustiados por ellos! –dijo el prelado–. Os rogamos que seáis su voz y nuestra voz. Bastaría sólo una pequeñísima parte de los gastos de Occidente para salvar la vida de millones de personas», recogió la agencia misionera Misna .

«La irregularidad y la escasez de las lluvias están arrastrando al abismo de la carestía a las poblaciones de Keren, Assab y Barentu –explicó–. Las misiones católicas se ven desbordadas por las peticiones, no consiguen afrontar la emergencia».

De acuerdo con el obispo de Asmara, hasta los centros sanitarios del gobierno piden ayuda porque estas zonas y cerca de la frontera con Etiopía –que hace años sufrían ya la escasez de las cosechas— registran casos graves de malnutrición.

«Para afrontar la situación en el 2003 se necesitan 601.200 toneladas de cereales. Las personas en situación de alto riesgo son aproximadamente 2.050.000», expuso.

En el 2002 faltaron lluvias en el período marzo-junio, particularmente importantes para la agricultura. Las grandes lluvias de junio-septiembre llegaron con cuatro semanas de retraso. Los cultivos no habían tenido tiempo suficiente para su maduración.

«En el 2002 la cosecha fue la más baja desde 1993, mientras que la ganadería ha caído un 20% respecto al 2001», informó el prelado.

Desde hace diez años, Eritrea es un Estrado independiente en el que viven unos tres millones y medio de personas. La mayor parte de la población se encuentra en el altiplano central y en la llanura baja occidental, donde se ha desarrollado la agricultura.

La subsistencia de la población se basa principalmente en la agricultura y en la ganadería. En condiciones normales, Eritrea es capaz de producir el 40% de sus necesidades alimentarias; el resto se importa y una parte procede de las ayudas internacionales.

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ZENIT Staff

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