La silenciosa búsqueda de Dios puede abrir espacios de comunicación

Entrevista al director de Comunicación de los obispos italianos

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ROMA, lunes, 8 mayo 2006 (ZENIT.org).- La silenciosa búsqueda de Dios puede ser el futuro de la comunicación, afirma monseñor Claudio Giuliodori, director de la Oficina Nacional para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal italiana.

En esta entrevista, concedida a Zenit, en preparación de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el domingo 27 de mayo con el tema «Los medios: red de comunicación, comunión y cooperación», monseñor Giuliodori analiza la manera en que los medios responden al creciente y variado interrogante religioso.

–A pesar de libros como «El Código da Vinci», que minan las verdades de la fe, hay fenómenos mediáticos como la «Pasión de Cristo» de Mel Gibson y, en Italia, el serial televisivo «Don Matteo» [protagonizado por un párroco con intuición de detective, ndt.], con más audiencia que «Gran Hermano». ¿Qué está sucediendo de los medios de comunicación?

–Giuliodori: La situación es ambivalente. Hay fenómenos contradictorios e incluso enfrentados a los valores religiosos cristianos y de la Iglesia, pero también muchas expresiones artísticas, y producciones de TV y cine de valor.

Hay un gran interés por la vida monástica. Recientemente, la BBC emitió en horario de máxima audiencia una serie sobre la vida en un monasterio. Por tanto, hay interés, causado por una necesidad profunda religiosa, a la que cada vez es más difícil dar respuesta. También la respuesta y atención a los pronunciamientos y al magisterio del Papa es extraordinaria.

El incremento de los peregrinos que vienen a Roma y al aumento de espacios de radio y televisión que informan sobre las actividades del Papa, han permitido centrar la atención en su palabra, que habla de absoluto, pero también sobre la realidad concreta de la historia humana. Por tanto, al analizar la situación de los medios de comunicación, no daría un juicio negativo. Hay elementos novedosos, de interés y de gran esperanza en el campo de la comunicación, que tienen que ver con los interrogantes religiosos y la propuesta de vida cristiana.

–Esta atención a Dios en los medios, ¿es síntoma de un cambio cultural, determinado por los tiempos que vivimos, o es el resultado de un trabajo acumulado que empieza dar fruto?

–Giuliodori: Desde el punto de vista de expertos de la Iglesia, creo que no estamos mejor que en el pasado, al menos en Italia. Siempre hemos tenido cabeceras de alcance nacional, teníamos y tenemos revistas diocesanas. En los años sesenta, la mitad del circuito de salas cinematográficas estaba en las parroquias. Es decir, en cada momento hemos tenido una presencia significativa.

Hoy, la situación es un poco más compleja. Se da el riesgo de que la presencia cristiana desaparezca a causa de la relación que existe entre los grandes medios de comunicación y la posibilidad de inversión. El aspecto económico se ha hecho determinante, y la Iglesia tiene dificultad para moverse en ambientes económicos, de comunicación y comercio. A pesar de ello, hay mucho ingenio que va más allá de las circunstancias y las situaciones críticas, y permite a la Iglesia tener muchos canales de presencia, de comunicación y de producción artística. Estamos frente a un nuevo escenario, con muchas potencialidades, aunque con nuevos contextos que constituyen un desafío para la Iglesia: debe promover una nueva capacidad expresiva.

–Viendo el éxito de un documental mudo sobre los cartujos, como «El gran silencio» de Philip Gröning, que en algunos países europeos ha batido a películas como «Harry Potter» o «Instinto Básico 2», ¿podemos decir que el silencio es una respuesta comunicativa?

–Giuliodori: Podemos decir que sin la capacidad de interiorización, es decir, sin reconducir el sentido de la vida hacia la sede del sentido último de la existencia, que es Dios mismo, tampoco la comunicación tiene futuro. Como decía san Agustín, el hombre vive una inquietud que ninguna comunicación puede saciar. En este sentido, el silencio es la vía maestra de toda comunicación auténtica, en la que la que Dios se hace presente en la intimidad e interioridad, del modo más apropiado a la historia, vida y experiencia de cada uno. Todo lo demás es pasajero y efímero.

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ZENIT Staff

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