La Statio Orbis cierra el evento de Dublín

El cardenal Ouellet, legado papal, clausuró el Congreso Eucarístico Internacional

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Por Ann Schneible

DUBLÍN, lunes 18 junio 2012 (ZENIT.org).- El 50 Congreso Eucarístico Internacional concluyó ayer domingo con la Statio Orbis, celebrada en el estadio Croke Park de Dublín en Irlanda.

La Statio Orbis se dividió en dos partes: en primer lugar, una serie de actuaciones, testimonios y presentaciones y, en segundo lugar, la celebración de la Misa presidida por el Legado papal, cardenal Marc Ouellet.

Las actuaciones musicales anteriores a la celebración de la Misa fueron interpretadas por varios grupos y cantantes, entre ellos: «Los sacerdotes» (un grupo de música clásica compuesta por tres sacerdotes católicos de Irlanda del Norte), los «Tres Tenores», y la soprano de ópera, Celine Byrne.

Estuvieron presentes en la Statio Orbis 177 ‘veteranos’ del Congreso Eucarístico Internacional de 1932, el primero que se celebró en Dublín. Se exhibió un corto documental de este primer Congreso, mientras se cantaba el Panis Angelicus, himno incluido en la liturgia de la Statio Orbis de 1932.

La santa misa presidida por el cardenal Marc Ouellet, representante oficial del papa Benedicto XVI en el Congreso, fue concelebrada –entre otros–, por el cardenal Sean Brady, de Armagh, Irlanda; el cardenal Keith O’Brien, de Saint Andrews y Edimburgo, Escocia; el arzobispo José S. Palma de Cebú, Filipinas, y el arzobispo Piero Marini, presidente del Comité Pontificio de los Congresos Eucarísticos.

En su homilía, el cardenal Ouellet expresó su gratitud por la gracia recibida con este Congreso. «Estamos profundamente agradecidos a Dios –dijo el legado papal–, por la luz de su Palabra y por el don de la Eucaristía, que fortalecen nuestra comunión con Cristo y con los demás».

Recordando las palabras de san Pablo a los Corintios, dijo: «gocemos y estemos llenos de confianza». Esta confianza, continuó, se debe a la realidad de que «el Señor resucitado es nuestro hogar y nuestra seguridad. Experimentamos limitaciones y fracasos en la Iglesia, pero el Señor nos sostiene, sanando nuestras heridas y fortaleciendo nuestro amor. ¡Alegrémonos en él y estemos contentos!»

«Después de esta semana de reflexión eucarística, celebración y adoración –continuó–, ciertamente estamos más conscientes de la llamada de Dios a la comunión con Él y entre sí».

«La fe –dijo el cardenal al concluir- es el regalo más precioso que hemos recibido con el bautismo. ¡No lo debemos mantener en privado ni temerosos! ¡Dejémoslo crecer como un árbol espléndido, compartiéndolo con todo el mundo!».

Al término de la misa, el papa Benedicto XVI, hablando desde el Vaticano en un videomensaje pregrabado, saludó a todos los que participaron en el Congreso. «La Eucaristía –dijo- es la adoración de toda la Iglesia, pero también requiere el pleno compromiso de cada cristiano en la misión de la Iglesia; esto contiene una llamada a ser el pueblo santo de Dios, y también a la santidad de cada uno; esto debe ser celebrado con gran alegría y sencillez, pero también lo más digno y reverentemente posible; nos invita a arrepentirnos de nuestros pecados, pero también a perdonar a nuestros hermanos y hermanas; nos une en el Espíritu, pero también nos ordena en el mismo Espíritu, a llevar la buena noticia de la salvación a los demás».

El santo padre anunció en ese momento, que el próximo Congreso Eucarístico Internacional se llevará a cabo dentro de cuatro años, en la ciudad filipina de Cebú. «Estoy seguro –dijo- que brindará una renovación espiritual duradera no solo a la gente [de Filipinas], sino a los participantes de todo el mundo».

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ZENIT Staff

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