La tentación de los cristianos: abandonar Irak

Entrevista con el arzobispo emérito de Mosul

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ROMA, domingo 8 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- A pesar de que las raíces cristianas del norte de Irak se hundieron hace muchos siglos, cerca del 80% de los cristianos de la zona quieren cortar esas raíces y trasladarse a otro lugar en búsqueda de un futuro mejor.

Pero el arzobispo Basile Georges Casmoussa les anima a quedarse: «Si fuéramos extranjeros, aquí, en Irak, nos iríamos», dice. «Pero es la tierra y el país de nuestra historia».

El arzobispo emérito sirio católico de Mosul, actualmente obispo en Antioquía, ve el sueño de los jóvenes de abandonar la zona como un grave problema, si bien reconoce que es un optimista.

El arzobispo ha hablado sobre el futuro de los cristianos en Irak con «Dios llora en la Tierra», un programa semanal producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

–Desde el año 2004 los cristianos en Irak han sufrido una salvaje persecución, con amenazas, secuestros y muertes. ¿Cuál es la situación hoy?

–Monseñor Casmoussa: Es muy mala. Hace dos años esperábamos que las cosas mejoraran debido a que la situación en Bagdad y otras ciudades había mejorado. En Mosul – que es la ciudad más grande del norte de Irak y se considera el país de los cristianos – la situación es muy mala, con muchos secuestros y asesinatos. Tenemos la sensación de que no se nos quiere en esta ciudad, aunque haya sido nuestro hogar y en ella se encuentren muchas iglesias y monasterios. Hay mucha historia aquí en Mosul para nosotros, los cristianos, y en las zonas que rodean Mosul.

–¿Hay muchos pueblos cristianos alrededor de Mosul?

–Monseñor Casmoussa: Sí, en las llanuras y en las montañas de Mosul. Fue aquí donde los cristianos tuvieron la primera escuela, la primera imprenta, el primer hospital cristiano de Irak, y en Mosul nos sentimos en casa. En Mosul no somos extraños.

–Ha habido una carta circulando en una página web de noticias de un grupo extremista, Ansar Al Islam: «El secretario general de los miembros de la brigada islámica ha decidido dar a los infieles cruzados cristianos de Bagdad y otras provincias un último aviso para que abandonen Irak inmediatamente y de modo permanente y se unan a Benedicto XVI y sus seguidores que han pisoteado los mayores símbolos de la humanidad y del Islam… De ahora en adelante no habrá sitio para los cristianos infieles… quienes se queden serán degollado como les está ocurriendo a los cristianos de Mosul». ¿Es esto con lo que los cristianos tienen que vivir cada día o es una excepción?

–Monseñor Camoussa: No es una excepción y no es el primer mensaje como este que recibimos. Tengo el mensaje en árabe. Es difícil leer estos mensajes. Mucha gente no son conscientes de estos mensajes. Pero más duro que estos mensajes son los ataques contra las vidas de la gente de aquí. Si fuéramos extranjeros en Irak, nos iríamos. Pero es la tierra y el país de nuestra historia. No tenemos otro sitio adonde ir. Este mensaje es peligroso para el gobierno central y para los gobiernos regionales y para todo el pueblo de Irak. Sabemos que estos extremistas no tienen poder pero utilizan el terror para intimidar. Hay muchos pequeños grupos como este que son una amenaza hoy – y hoy para los cristianos, mañana para los musulmanes.

–¿Por qué?

–Monseñor Casmoussa: Los musulmanes no tienen una filosofía unificada y el islam no tiene una filosofía y una dirección para todas las sectas. La primera batalla fue entre los musulmanes sunníes y los chiíes. Se destruyeron mezquitas y se asesinó a muchos por ambos lados por una lucha por el poder. Los cristianos no fueron las primeras víctimas y quizá no sean las últimas, pero para nosotros, que somos una minoría, nos es muy duro porque somos pocos y muchos miembros de la comunidad cristiana están emigrando; el 80% de los jóvenes se están yendo o sueñan con irse, y cuando miles de jóvenes esperan irse es un gran problema.

–La gran mayoría de los musulmanes no están de acuerdo con las posturas extremistas. ¿Tiene historias de musulmanes que protegen a los cristianos en estas últimas oleadas de violencia?

–Monseñor Casmoussa: Sí, el año pasado, cuando los cristianos abandonaban Mosul tras la explosión y la matanza, muchos musulmanes mantuvieron a salvo las casas de los cristianos. Cuando los cristianos volvieron, los musulmanes celebraron su vuelta con alegría, repartiendo dulces e invitando a los cristianos a ir a sus casas en las que habían preparado comida. Tenemos muchas historias parecidas. Los mismos musulmanes sufren por estos extremistas. Hay mucho desorden en este nuevo Irak y en todos estos años, tras la llegada de los norteamericanos, nadie ha sido procesado por crímenes violentos según la constitución iraquí.

–¿Así que los que cometen estas violencias no han sido juzgados por sus crímenes?

–Monseñor Casmoussa: Así es, debido al miedo, y esto es un hecho en Irak.

–Dado que la protección no se logra a nivel interno, ¿ha habido un llamamiento a la comunidad internacional y, si es así, por qué ha habido un silencio en la comunidad internacional?

–Monseñor Casmoussa: En mi opinión, hay muchos intereses tanto en la comunidad internacional como dentro de Irak. Tenemos petróleo y nuestro petróleo es una de nuestras grandes calamidades o castigos. Hay muchos intereses entre Occidente e Irak.

En segundo lugar, si se habla de protección militar, en mi opinión, no es eso lo que necesitamos. No hay paz después de la guerra, la destrucción y la muerte. Si la comunidad internacional y las Naciones Unidas pueden presionar al gobierno central para que ponga en primer lugar el imperio de la ley, sería un buen paso para construir un país con un gobierno nacional. No uno basado en intereses religiosos o políticos, ni en intereses kurdos, cristianos, chiíes o sunníes, sino uno que defienda los intereses de todo el país.

El problema y la verdadera lucha ahora es la rivalidad entre los partidos políticos basados en grupos religiosos o nacionalistas, que no es en interés del país. La elección de los ministros debería basarse en cualidades y no es partidos religiosos o nacionalistas; entonces podremos construir un nuevo país, mejor, un nuevo Irak. Hemos pedido a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional que ayuden a buscar y descubrir gente cualificada. Hemos oído que esta petición se ha parado a un cierto nivel debido al interés egoísta de personas muy influyentes.

–¿Hay esperanza?

–Monseñor Casmoussa: Yo soy de naturaleza optimista. Espero que podamos hacer algo. No niego que también es nuestra tierra, nuestro país y que tenemos que reconstruirlo. Hay muchas soluciones. Mi esperanza es que nosotros, los cristianos, podamos permanecer aquí con nuestra libertad y nuestros derechos; que podamos permanecer en nuestras zonas históricas en el norte y en el centro de Bagdad con nuestros derechos culturales y políticos, para ser capaces de gobernarnos a nosotros mismos. Cuando intentamos construir nuestras escuelas o centros tenemos que solicitarlo al gobierno central y es muy difícil construirlos incluso en nuestras zonas históricas.

El Estado es el dueño de la situación y muchos funcionarios están en contra nuestra. No pueden decirlo abiertamente, pero nos lo ponen difícil. Por ejemplo, queríamos tener un museo cultural; teníamos ya la aprobación inicial pero, tras la ocupación norteamericana, el nuevo gobierno canceló el permiso citando cinco razones para ello. Si tuviéramos autogobierno podríamos hacerlo. Pedimos la construcción de una universidad cristiana dentro de la zona cristiana. Tenemos 1.300 estudiantes del mismo pueblo; no es un número pequeño y, si incluimos a los cristianos de las llanuras de Nínive, podíamos tener 3.000 estudiantes con otros 500 a 600 profesores que
viven en nuestros pueblos.

–Excelencia, si tuviera que decir dos palabras a los católicos del mundo, ¿qué les pediría?

–Monseñor Casmoussa: Los cristianos deben quedarse en Irak. Tienen que ayudarnos a quedarnos presionando al gobierno central de Irak para que respete nuestros derechos, nuestra presencia y libertades. También pido ayuda para proyectos que permitan quedarse en Irak a los cristianos iraquíes.

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la Tierra», un programa semanal radiotelevisivo producido por Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Más información en: www.ain-es.orgwww.aischile.cl

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ZENIT Staff

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