«La transmisión de la fe es el primordial problema de la Iglesia»

Dijo el presidente de los obispos españoles en el Congreso de la Familia

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VALENCIA, jueves, 6 julio 2006 (ZENIT.org).- «La transmisión de la fe es el primordial problema de la Iglesia en España», dijo monseñor Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española, en el Congreso Teológico-Pastoral sobre la Familia que se celebra en Valencia, en el marco del V Encuentro Mundial de las Familias.

El Congreso cumplió este jueves su tercera jornada en medio de una organización eficiente, facilitada por miles de voluntarios, y una actitud participativa, fiel y atenta de las más de seis mil personas que llenan la enorme sala de conferencias.

Monseñor Ricardo Blázquez abrió la jornada con una ponencia sobre «La transmisión de la fe: aspectos teológicos».

«Por naturaleza, la Iglesia y cada fiel cristiano en virtud del bautismo somos misioneros», afirmó al inicio monseñor Blázquez que dividió su ponencia en tres partes: El Evangelio, aquello que deseamos transmitir; La Iglesia recibe, conserva y trasmite el Evangelio; María y la Iglesia, al servicio de la Palabra.

«Este dinamismo de Evangelio recibido, conservado y anunciado –añadió- es vital para la Iglesia; por eso, cuando la cadena viviente de recepción y transmisión se debilita seriamente se suscitan hondas inquietudes. Por esto se comprende que voces autorizadas nos recuerden que ‘la transmisión de la fe es la primera tarea y el primordial problema de la Iglesia en España’».

En su intervención, monseñor Blázquez fue muy crítico con los intentos manipuladores de confundir a los creyentes con noticias como la del apócrifo Evangelio de Judas, cuya existencia se conocía desde el siglo II y por tanto no es ninguna novedad.

¿Dónde hallamos al Jesús auténtico?, se preguntó el ponente para responder que «sólo a la Iglesia confió Jesús su Evangelio. «El Jesús vivo se halla en la Iglesia existente a lo largo de la historia y actualmente viva; sólo ella está en conexión ininterrumpida con Jesucristo, a quien reconoce como Hijo de Dios y Salvador, a quien cree, ama, sigue y anuncia».

Y concluyó afirmando que «sin María no habrá alumbramiento de Jesús, Luz del mundo, en cada generación y en cada hombre».

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ZENIT Staff

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