La Universidad de la Santa Cruz inaugura su año académico

Monseñor Javier Echevarrí­a invita a vivir la humildad de la inteligencia

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«La teología, y más en general los estudios eclesiásticos» no pueden «separarse de la propia vida de oración, de nuestra relación personal con Dios», sino que deben «ser introducidos en nuestra vida personal de fe de la que reciben, como del resto de nuestras actividades, impulso y apoyo». Así lo ha afirmó ayer el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, en su discurso de inauguración del XXIX año académico, en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, de la que además es Gran Canciller.

Haciendo referencia a la Encíclica del papa Francisco, Lumen Fide¡, el prelado ha hablado sobre la «virtud de la humildad» que «debería estar presente en el trabajo de cada profesor, investigador y estudiante». Sobre todo, precisó «la humildad de la inteligencia», «para no olvidar nunca que nos encontraremos siempre delante de un Dios, que acercándose lo más posible a nosotros en Cristo, quedará siempre como un gran e insondable misterio que pedirá acoger el don de la fe con humildad de nuestra razón».

Monseñor Echevarría recordó las palabras que el papa Francisco usó en la misa de Copacabana en la JMJ Río 2013 «Id, sin miedo, para servir» animando a los presentes a hacerlas propias. Así, les ha recordado que «si es posible con vuestro estudio y vuestro trabajo entrar en diálogo con Dios, también puede permanecer cerrado entre los libros». E invitó a ir «a todas partes con Él, sin miedo de poner vuestras cualidades, vuestro tiempo, vuestra vida al servicio de todas almas», realizando lo que San Josemaría definía «un apostolado directísimo».

Por otro lado, el Gran Canciller quiso hacer un balance del pasado Año Académico, recordando «el inesperado y conmovedor anuncio de Benedicto XVI de renuncia al papado», gesto que «con la ayuda de la fe hemos comprendido como de gran valentía y generosidad». Y también añadió que «posteriores pruebas de la vivacidad y sobrenaturalidad de la Iglesia ha sido la elección de papa Francisco el pasado 13 de marzo. La Iglesia es verdaderamente un cuerpo vivo animado del Espíritu Santo que conoce y ve lo que nosotros hombres no vemos, y sabe sugerir en cada momento lo que para la Iglesia es más conveniente».

Al concluir, tuvo un recuerdo especial dirigido al beato Juan Pablo II y al venerable monseñor Álvaro del Portillo, que serán respectivamente canonizados y beatificados, «ambos unidos estrechamente al nacimiento y al desarrollo de esta Universidad».

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ZENIT Staff

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