La vida cristiana consiste en buscar y encontrar a Cristo, explica el Papa

Consigna para los cristianos al inicio del tiempo ordinario del año litúrgico

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 15 enero 2006 (ZENIT.org).- El secreto de la vida cristiana está en «buscar» y «encontrar» a Cristo, aseguró este domingo Benedicto XVI.

«Ser discípulo de Cristo: esto le basta al cristiano», explicó a los miles de peregrinos que se congregaron en la plaza de San Pedro del Vaticano en una fría mañana.

Hablando desde la ventana de su estudio, el Santo Padre, en el primer domingo del tiempo ordinario del año litúrgico, explicó que «la belleza de este tiempo consiste en el hecho de que nos invita a vivir nuestra vida ordinaria como un camino de santidad, es decir, de fe y de amistad con Jesús, continuamente descubierto y redescubierto como Maestro y Señor, Camino, Verdad, y Vida del hombre».

El nuevo años, indicó, es «un tiempo en el que queremos renovar nuestro camino espiritual con Jesús, con la alegría de buscarlo y encontrarlo incesantemente».

«La alegría más auténtica –aseguró–, de hecho, está en la relación con Él al haberlo encuentro, seguido, conocido, amado, gracias a una continua tensión de la mente y del corazón».

El Santo Padre, que habló en seis idiomas, reconoció que «la amistad con el Maestro asegura al alma paz profunda y serenidad incluso en los momentos oscuros y en las pruebas más difíciles».

«Cuando la fe atraviesa noches oscuras, en las que se deja de «oír» y «ver» la presencia de Dios, la amistad de Jesús, garantiza que en realidad no hay nada que nos pueda separar de su amor».

El obispo de Roma consideró que «se trata siempre de una incesante búsqueda y de un nuevo descubrimiento, pues Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre, pero nosotros, el mundo, la historia, no somos nunca los mismos, y Él nos sale al paso para darnos su comunión y su plenitud de vida».

El deseo que expresó Benedicto XVI al concluir para todos los cristianos es que puedan «seguir a Jesús, experimentando cada día la alegría de penetrar cada vez más en su misterio».

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ZENIT Staff

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