«La vida religiosa no es para personas infantiles»

Habla Victoria de Castejón, secretaria general de la Unión Internacional de Superioras

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ROMA, viernes, 15 julio 2005 (ZENIT.org).- «La vida religiosa es riesgo y es dar la vida» asegura María Victoria Castejón, secretaria general de la Unión Internacional de Superioras Generales.

Su despacho en la ciudad eterna está lleno de luz, pero abre las ventanas de par en par, para dejar entrar todavía más aire. Así es cómo ella ve también la vida religiosa, «vida abierta para dejar entrar aire y luz».

«No dudo ni por un instante que si la vida religiosa desapareciera, el mundo, la humanidad, nos echaría de menos», asegura en esta entrevista a Zenit en la que la religiosa del Sagrado Corazón, nacida en Vitoria (España) afronta los desafíos de la vida religiosa en estos momentos.

Ha estado en varios continentes en misión, concretamente en Europa, África, América Latina y Asia. Se ha dedicado sobretodo a la formación, retiros y a dar un empuje a la vida religiosa para que sea capaz de dinamizarse y trabajar en colaboración con otras personas.

«Lo que tenemos que tener claro es que la vida religiosa no podemos medirla sólo numéricamente –considera–. Pienso sinceramente que lo que no era tan normal era el auge de vocaciones después de las Guerras Mundiales. Hoy el número es más reducido, pero quizá sea algo más real».

«La vida religiosa es un compromiso auténtico de dar la vida por el Reino y no creo que es para grandes números. Pensemos dónde están los religiosos y religiosas: en los «Tsunamis», en los lugares de conflicto, ahí donde hay que defender la causa del pobre… y porque la defienden más de uno y de una ha llegado a sufrir el martirio», añade.

«La vida religiosa está con los enfermos terminales, luchando contra el SIDA, está en los colegios, en las Universidades, la encontramos en muchos lugares», añade.

«Lo que pasa es que vive y es concebida todavía por algunos, desde fuera, un poco desde su gloria del pasado. Hoy esta vida religiosa no puede ser la misma que hace cincuenta años», subraya.

La secretaria Unión Internacional de Superioras Generales advierte que «la vida religiosa no es para buscar seguridades. Es un buscar a tientas, un aceptar riesgos».

«Y en esta vida hay de todo, como en la botica, como en todas partes, bueno y menos bueno –reconoce–. Nuestro seguimiento de Cristo es y será imperfecto. El Concilio nos pidió el cambio. El mundo había vivido un proceso y nos dijo que abriéramos las ventanas y que dejáramos entrar la luz».

«Vivir la misión a la intemperie poniendo nuestra seguridad en Cristo y en la comunidad es lo propio de la vida religiosa –subraya–. Esto requiere una posición de madurez. El infantilismo no puede tener espacio. Tampoco es para quienes buscan protecciones».

Por lo que se refiere a iniciativas promovidas por diferentes comunidades religiosas en Roma, la religiosa explica que el Instituto Pontificio «Regina Mundi», centro universitario para religiosas y mujeres en Roma después de cincuenta años suspende totalmente sus actividades.

«Yo creo que el hecho de suspender totalmente la vida académica en el Instituto Regina Mundi significa que la gente descubre que lo que en aquel momento (hace cincuenta años) era una necesidad, hoy, gracias a Dios, ya no lo es», señala.

«La mujer puede estudiar tranquilamente en otras universidades y no necesita un lugar propio –aclara–. En este sentido es una noticia positiva. Es más, creo que la evolución vivida en la vida religiosa a nivel de formación y que hace que Institutos como «Regina Mundi" ya no sean necesarios, como decía el arzobispo Franc Rodé, prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, es una señal positiva».

«Las superioras generales de todo el mundo han entendido el motivo de la suspensión de «Regina Mundi», y tengo que decir que he encontrado mucha colaboración y comprensión. En cambio, está el deseo de proseguir, quizá con algún cambio, los cursos no académicos de formación de formadoras. Habrá que hacer una reflexión y estudiar la posibilidad de mantenerlos pero es un proyecto que dependerá, en gran parte, de las superioras generales interesadas», señala.

Por el contrario, explica que la suspensión del portal en Internet «Vidimus Dominum», promovido también por varias congregaciones religiosas no es definitivo.

«Tuvo que cerrar pero para renacer de nuevo, con un sito web renovado, una nueva dirección y una plataforma técnica nueva –indica–. Creo que no es aventurado decir que antes de Navidad esta agencia de noticias para la vida religiosa en el mundo estará de nuevo on-line, es el gran deseo de las dos Uniones» de superiores generales, la de religiosas y la de religiosos.

«Es un proyecto bonito porqué implica por una parte la Unión Internacional de Superioras Generales, las superioras generales, que somos unos 2.000 miembros, y la Unión de Superiores Generales, que son más de 220 miembros. Cada vez vamos encontrando más ámbitos para unir esfuerzos y colaborar».

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ZENIT Staff

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