La virginidad, profecía ante el descreimiento de la sociedad materialista

Según el superior de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

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MADRID, 9 marzo 2003 (ZENIT.org).- Al celebrarse este 8 de marzo la fiesta de Juan Ciudad Duarte, fundador de la Orden de San Juan de Dios, Pascual Piles Ferrando, superior general de la Orden invitó «a vivir de forma fecunda y gozosa la vocación religiosa en un mundo que no cree siempre en la posibilidad de que seamos vírgenes», según informa Ivicon.

La carta del superior, titulada «Juan de Dios, expresión del amor fecundo» es una reflexión sobre lo que significa la vocación religiosa de los hermanos de San Juan de Dios «a nivel de consagración en virginidad» teniendo en cuenta la vivencia del fundador.

Piles Ferrando desea a sus hermanos religiosos «que el testimonio de nuestro padre sea un estímulo para todos y nos ayude a comprender, valorar, amar y vivir nuestra virginidad de forma gozosa, en un momento en el que la sociedad materialista cree poco en ella, en un momento en el que la Iglesia ha sido denunciada fuertemente por el comportamiento de algunos religiosos y sacerdotes, al no vivir la virginidad y ser causa de abusos».

Según el superior general de la Orden Hospitalaria es necesario «un proceso humano y espiritual que nos lleve a la madurez y que nos capacite para responder a las exigencias de la virginidad viviendo de forma armónica en la vida», y propone como modelo de virginidad a Juan Ciudad.

Piles se pregunta «¿Cómo tenemos que vivir hoy nuestra vocación?».

Teniendo la juventud de los más de 300 hermanos postulantes, novicios y escolásticos de esta Orden, el superior exhorta a «hacer un planteamiento sincero, valiente desde el principio, capaz de hacernos crecer eliminando las debilidades que puedan existir en nuestra naturaleza y siendo realmente testigos de virginidad en un mundo que no cree siempre en la posibilidad de que seamos vírgenes».

Entre los elementos que pueden ayudar a vivir de forma fecunda y gozosa la vocación, Pascual Piles Ferrando propone «la oración, la dirección espiritual, la fraternidad de nuestras comunidades y la ascética de la vida».

Uno de los valores de la virginidad en la vida consagrada es, según el superior, «la posibilidad de vivir con gozo la afectividad, con una situación más serena, con menos problemática, para eliminar de nuestras vidas los afanes de protagonismos, las pequeñas envidias, los pequeños celos que puedan aparecer».

En los más de 45 países en los que se hallan presentes los Hermanos de San Juan de Dios, la Orden cuenta con unos 40.000 colaboradores, casi 300 centros de asistencia, y unos 300.000 bienhechores. De los 1.500 religiosos que conforman la Orden de San Juan de Dios, casi un tercio están en España.

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ZENIT Staff

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