La visita del Papa a Ucrania prevé un importante encuentro ecuménico

Complicaciones «diplomáticas» surgidas a causa del cisma ortodoxo

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CIUDAD DEL VATICANO, 17 mayo 2001 (ZENIT.org).- El programa oficial de la visita del Papa a Ucrania, hecho público hoy por la Santa Sede, no prevé un encuentro privado con el arzobispo metropolitano ortodoxo de Kiev, Vladimir, obediente al patriarcado de Moscú.

En este país, la Iglesia ortodoxa se encuentra dividida en tres cismas. Por este motivo, y para evitar interferencias internas, el pontífice se encontrará con el Consejo Panucraniano de las Iglesias y de las organizaciones religiosas en el palacio de la Filarmónica Nacional de Kiev.

Entre los momentos más simbólicos de la visita destacan dos ceremonias de beatificación de 27 ucranianos, algunos de ellos greco-católicos, mártires del comunismo y del nazismo. El pontífice también tendrá su «infaltable» encuentro con los jóvenes del país.

Con esta visita, el Papa no sólo pisará la tierra de Ucrania, sino que penetrará en la Rus, es decir, en aquel espacio étnico-cultural que los rusos sienten como carne de la propia carne.

El peso de la Iglesia ucraniana en la Ortodoxia rusa es enorme. Hace diez años existían en Ucrania más de 150.000 parroquias ortodoxas (en Rusia sólo quedaban unas 6.000), 8.000 de las cuales se han emancipado de la jurisdicción de Moscú.

El principal cisma de la Iglesia ortodoxa en Ucrania ha sido liderado por el metropolitano Filaret de Kiev, quien fue el principal antagonista del patriarca Alejo II en el Santo Sínodo.

Filaret ha sido excomulgado por el mismo patriarca de Moscú y reducido al estado laical. En respuesta, se ha autoproclamado patriarca de la Iglesia ortodoxa ucrania. Al mismo tiempo ha tratado de convertirse, con cierto éxito, en el principal interlocutor de los dirigentes políticos ucranianos.

Por si fuera poco, cientos de parroquias se han reunido en la «Iglesia ortodoxa ucraniana autocéfala». Esta corriente se inspira en la «Ortodoxia de las catacumbas», que nunca aceptó las imposiciones del régimen soviético. Manteniendo sus centros organizativos en el extranjero, reconoce como «guía espiritual» al metropolitano Konstantin, jefe de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana de los Estados Unidos, apoyada discretamente por el mismo Patriarcado de Constantinopla.

Según el programa publicado este jueves por la Oficina de Prensa de la Santa Sede Juan Pablo II, visitará el país de mayoría ortodoxa del 23 al 27 de junio, días en los que pisará Kiev y Lvov.

El sábado 23 de junio, tras su llegada a Kiev el Papa efectuará una visita de cortesía al presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, en el palacio presidencial y se encontrará con los representantes del mundo de la política, la cultura, la ciencia y la economía.

El domingo 24 de junio, Juan Pablo II celebrará misa con beatificaciones en el aeropuerto de Kiev y tendrá reuniones separadas con los miembros del episcopado católico ucraniano y con representantes del Consejo Panucraniano de las Iglesias y de las organizaciones religiosas en el palacio de la Filarmónica Nacional de Kiev.

Al día siguiente, lunes 25 de junio, el Papa celebrará una liturgia divina en rito bizantino en el aeropuerto de Chayka, en Kiev, antes de desplazarse a Lvov, donde se espera que llegue a primeras horas de la tarde.

El 26 de junio presidirá una misa de beatificaciones en el hipódromo de Lvov, después de la cual se trasladará al seminario mayor de rito latino de San José en Bryukhovychi, y almorzará con los obispos católicos de Ucrania. Ese mismo día tendrá lugar un encuentro con los jóvenes en Sykhiv.

El último día de su viaje, 27 de junio, se celebrará una liturgia divina en rito bizantino con beatificaciones en el hipódromo de Lvov, a la que seguirá un almuerzo con los obispos de Ucrania en el palacio arzobispal de San Jorge.

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ZENIT Staff

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