La visita del Papa, invitación a la santidad; según el cardenal Rouco

MADRID, 6 mayo 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- En la Plaza de Bailén, el mismo escenario que el viernes 2 de mayo acogió a los peregrinos que llegaban desde fuera de Madrid para el encuentro con el Santo Padre, se celebró este lunes una eucaristía de acción de gracias por la canonización del padre Rubio, el padre Poveda, sor Ángela de la Cruz, la madre Genoveva Torres y la madre Maravillas de Jesús.

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La Eucaristía fue presidida por el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, quien estuvo acompañado por numerosos obispos de España, y algunos de América, Asia y África.

Además de un numeroso grupo de fieles asistieron las familias religiosas de los nuevos santos presididas por sus superiores, excepto las carmelitas descalzas que siguieron este acto y los del fin de semana desde la clausura.

La misma cruz que presidió el encuentro con los peregrinos estaban en la tribuna que acogía el altar. Tanto el altar como los candelabros, fueron los mismos que utilizó el Santo Padre en la Misa de Colón.

También se utilizaron el mismo cáliz y patena que el Papa usó en la Eucaristía del domingo. Además, el Papa donó la casulla con la que celebró la Eucaristía.

El Vicario Episcopal para la Vida Consagrada, don Joaquín Martín Abad, pronunció las palabras de presentación y en nombre de las familias religiosas de los nuevos santos y dio las gracias al Santo Padre «por las muestras de afecto demostradas a la Iglesia y a sus instituciones», al cardenal Rouco, a los obispos de la Conferencia Española y de otras Conferencias –«juntos como signo evidente de comunión eclesial»– y al nuncio del Papa en España, el arzobispo Manuel Monteiro de Castro.

Martín Abad dijo que «desde ayer podemos invocar como intercesores a cinco nuevos santos, también en esta celebración». Los santos, añadió, «nos animan con su testimonio a seguir a Cristo con fidelidad en nuestras respectivas misiones».

El cardenal Rouco, que comenzó su homilía cuando comenzaba a llover sobre la Plaza de Bailén, habló de la «pastoral de la santidad» que se hizo conocida «desde que el Santo Padre la ha explicado en la «Novo Millennio Ineunte»» (carta apostólica publicada a inicios de 2001) y sin la cual «no cuajará la nueva evangelización».

«El hombre se siente en los santos amado de verdad», dijo. «Cómo no dar gracias pues por los nuevos santos que el Papa ha regalado a España y a Madrid».

Para el cardenal Rouco incluso los no creyentes «tienen que admitir al ver sus vidas» que «se han empapado del Espíritu Santo».

Después de hacer un breve repaso por la vida de cada uno de los nuevos cinco santos dijo que su fórmula había sido «ir del corazón de Cristo al corazón del hombre, ir del corazón de Cristo al corazón de la sociedad».

Según el arzobispo de Madrid los santos «nos confirman la vitalidad actual de los grandes caminos espirituales abiertos por el catolicismo español» que el Papa ha señalado «como el patrimonio que España debe aportar a Europa».

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ZENIT Staff

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