La visita del Papa marca un renacimiento en las relaciones interreligiosas

Según explica el padre Caesar Atuire

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JERUSALÉN, viernes, 15 mayo 2009 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI a Tierra Santa, concluida este viernes, ha traído un «renacimiento» en las relaciones entre judíos, musulmanes y cristianos, considera el padre Caesar Atuire, responsable de la Obra Romana para las Peregrinaciones, institución dependiente de la Santa Sede.

Al hacer un balance de la peregrinación que ha llevado al Papa por Jordania, Israel y los Territorios Palestinos, el sacerdote destaca la última etapa simbólica, la visita al Santo Sepulcro, que tuvo lugar pocas horas antes de que despegara para regresar a Roma.

«El Santo Sepulcro es el lugar de la resurrección de Jesucristo. Ese lugar marca un renacimiento en la historia de la humanidad. Y creo que la visita de Benedicto XVI, aquí, a Tierra Santa ha sido un momento para el renacimiento de las relaciones entre cristianos, musulmanes, y judíos».

El padre Atuire cita, como ejemplo, las palabras que pronunció el presidente de Israel, Shimon Peres, ante el Papa, cuando dijo que nunca en la historia de dos mil años han sido mejores las relaciones entre judíos y cristianos.

«El Papa ha quitado los miedos y las preocupaciones que había antes de la visita y se ha esclarecido el campo para establecer una nueva etapa en las relaciones entre cristianos y judíos», constata.

«Y lo mismo ha sucedido con los musulmanes –sigue diciendo–. Basta escuchar el discurso de este jueves en Nazaret, del representante musulmán, para ver que se abre una nueva etapa».

«En los cuatro años de pontificado de Benedicto XVI ha habido tensiones con judíos y musulmanes y los medios de comunicación han dado a entender que con este Papa las relaciones interreligiosas han sufrido un empeoramiento».

«Pero este viaje muestra que estas acusaciones no tienen fundamento. En este sentido, a medida que evolucionaba el viaje ha ido creciendo el entusiasmo hasta el momento en el que el Papa agarró de la mano a judíos, musulmanes y drusos y todos juntos cantaron pidiendo a Dios por la paz. Este fue el clímax de este viaje».

Según el padre Atuire, la visita tendrá también un importante impacto entre los cristianos de Tierra Santa, «que se sienten lejos del resto del mundo y la visita del Papa les ha hecho sentir la cercanía de la Iglesia universal y les ha confirmado en su vocación: ser levadura de paz para la tierra. Aunque son pocos, pueden hacer la diferencia para que la paz venga a esta tierra. Tienen una vocación al servicio de la Iglesia y del mundo».

Tras la visita papal, el sacerdote considera que «se pude esperar que el proceso de paz, que camina con ruedas cuadradas, comience a coger algo de velocidad. Hay muchos elementos convergentes que están buscando la paz en esta tierra y la visita del Papa ha dado mucho ánimo a quienes buscan la paz».

«El Papa confirmó a Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, la necesidad de crear dos Estados, que vivan en seguridad y colaboración, garantizando el derecho al libre movimiento, en el que sus ciudadanos puedan vivir en dignidad con sus familias –aclara–. En este sentido, es una paz no sólo política, pues nace del corazón en cada persona».

Tras este viaje, el administrador delegado de la Obra Romana para las Peregrinaciones (http://www.orpnet.org), que tiene entre sus objetivos evangelizar visitando los santos lugares, considera que la visita del Santo Padre «nos confirma en nuestra misión y nos anima a llevar más peregrinos a Tierra Santa».

«Las peregrinaciones –concluye– son también una extraordinaria manera de promover la paz, pues suscitan contactos, amistades, y la mejor manera de acabar con los prejuicios es conocerse».

Por Mercedes de la Torre

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ZENIT Staff

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