Las catequesis de Benedicto XVI en el Año de la Fe

Edición artística de la Libreria Editorial Vaticana de las últimas catequesis del papa emérito

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Esculturas, los mosaicos de Estambul, Ravenna y Monreal, un icono ruso, retablos, fotografías de autor, vidrieras, cuadros y frescos de distintas épocas: son numerosas las expresiones artísticas seleccionadas para acompañar el último volumen de las catequesis de Benedicto XVI, «En el año de la fe», que la LEV publica ahora en edición artística. La obra — que tiene en la portada los Artículos del Credo con frescos de Vecchietta en el Baptisterio de Siena y en las páginas de apertura el Triunfo de la fe realizado por Tiepolo en Venecia, en la iglesia de la Piedad–, recoge 19 catequesis del pontífice en las audiencias generales del miércoles, entre el 10 de octubre de 2012, vigilia de apertura del Año de la Fe y el 27 de febrero de 2013, penúltimo día de su pontificado.

Una espléndida foto del aula del Concilio Vaticano II, de 1963, abre la primera catequesis de este ciclo, en la que Benedicto XVI recuerda el mayor suceso de la Iglesia del siglo XX. En apoyo a la catequesis en la que el papa emérito reflexiona sobre la razón de la fe en Dios y sobre cómo hablar de Él a nuestros contemporáneos, muchas veces distraídos «por tantos destellos de la sociedad», se presentan ilustraciones como San Agustín en el estudio de Vittore Carpaccio y la Visión de Santo Tomás de Aquino, de Sasseta. Son imágenes que contribuyen a reforzar y casi a ilustrar gráficamente los temas de las catequesis de Benedicto XVI, dedicados a este Año especial organizado «para que la Iglesia renueve la alegría de caminar sobre el camino que  nos ha indicado, y testimonio de forma concreta la fuerza trasformada por la fe».

En las diferentes catequesis, el pontífice responde a interrogantes fundamentales como: «¿qué es la fe? ¿Tiene todavía sentido la fe en un mundo en el que la ciencia y la técnica han abierto horizontes hasta hace poco tiempo impensables? ¿Qué significa creer hoy?», reflexionando después sobre temas como la profesión comunitaria de la única fe de la Iglesia, sobre «deseo de Dios», que el ser humano lleva en el profundo de sí mismo y aún hoy se ve en muchos aspectos al corazón. Se proponen en este volumen pinturas y frescos de distintas épocas: la Fe pintada por Giotto, en la Capilla de los Scrovegni de Padua, el Cristo en el Limbo del beato Angelico, el Homenaje en la puerta de los infiernos, de la Tumba de los Auguri de Tarquinia, El triunfo de la Divina Providencia, de Pedro de Cortona. Y también obras de Rafael, Giotto o Luca Signorelli.

Benedicto XVI ilustra «algunos caminos para llegar al conocimiento de Dios», pero afronta también el tema de su Revelación, «como comunicaciones que El hace de Sí mismo y de su diseño de bondad y de amor», y se detiene sobre la fe de María «a partir del gran misterio de la anunciación». Precisamente una Anunciación, la de Taddeo Gaddi, abre la catequesis sobre la Virgen, icono de la fe obediente, mientras que La adoración de los pastores de Guido Reni ilumina la de la encarnación de Dios. En el periodo natalicio Benedicto XVI habla de la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo y de la encarnación, ofreciendo en las catequesis sucesivas un reflexión profunda sobre los diferentes versículos del Credo, Símbolo de la fe cristiana, solemne profesión de fe que acompaña la vida de los creyentes: para ilustrarlo se recurre a la Santísima Trinidad de Alessio Baldovinetti, el Padre Eterno de Giovanni Bellini y a distintas pinturas de la creación, sea la de Adán, que la de las plantas y los astros.

En la catequesis dedicada al deseo de Dios, aparecen obras modernas: El Arcoiris, de Georges Surat, Los novios, de Marc Chagall, y también Mañana en Cape Cod, de Edward Hopper.

El Miércoles de Ceniza el papa ofrece una meditación sobre las tentaciones de Jesús, invitando a la conversión por el Reino de los cielos. Varias Tentaciones de Cristo en distintas versiones acompañan esta catequesis.

Para finalizar, el 27 de febrero, Benedicto XVI saluda a los fieles reunidos numerosos en la plaza de San Pedro para asistir a su última audiencia. Recuerda que estamos viviendo el Año de la Fe, «querido para reforzar precisamente nuestra fe en Dios en un contexto que parece ponerlo cada vez más en segundo plano», y exhorta a los presente: «Quisiera que cada uno se sintiese amado por ese Dios que ha dado a su hijo por nosotros y que nos ha mostrado su amor sin fin. Quisiera que cada uno sintiese la alegría de ser cristiano». Para después concluir: «Sí, estamos contentos por el don de la fe; es el bien más precioso, ¡que nadie nos puede quitar! Damos gracias al Señor por esto cada día, con la oración y con la vida cristiana coherente». Acompañan a esta última catequesis Pedro salvado de las aguas, mosaico de Monreal, la Pesca milagrosa, de Duccio di Buoninsegna y la Barca, de la basílica de San Pedro.

La última imagen del volumen es para el autor, papa Benedicto XVI, en un espléndido retrato en el que aparece sonriente mientras saluda a los fieles.

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ZENIT Staff

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