Las fatigas, las caí­das y el pecado encuentran el sentido en el amor de Dios

En la oración del Ángelus, Francisco habla del deseo del cristiano de encontrarse con Cristo

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Un domingo más, el papa ha rezado el Ángelus desde la ventana del estudio en el Palacio Apostólico Vaticano junto con una gran multitud que le esperaba en la plaza de San Pedro.

El santo padre ha reflexionado sobre el Evangelio del domingo que habla del deseo del encuentro definitivo con Cristo, «un deseo que nos hace estar siempre preparados, con el espíritu despierto, porque esperamos este encuentro con todo el corazón, con todo nuestro ser», ha afirmado.

«Este Evangelio quiere decirnos que el cristiano es uno que lleva dentro de sí un deseo grande, un deseo profundo: el de encontrarse con su Señor junto a los hermanos, a los compañeros de camino. Y todo esto que Jesús nos dice, se resume en un famoso dicho de Jesús: Dónde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón», ha recordado el papa Francisco.

Por eso el papa ha lanzado dos preguntas a los presentes: «¿tenéis un corazón deseoso, un corazón que desea?, ¿dónde está este tesoro, lo que tú deseas?», invitando a reflexionar sobre si nuestro corazón desea o está cerrado y dormido; sobre qué realidad es la que atrae a nuestro corazón como un imán.

Ha recordado que la familia y el trabajo son realidades importantes pero también ha preguntado: «¿cuál es la fuerza que mantiene unida la familia?» y ha explicado «es precisamente el amor, ¿y quién sembra el amor en nuestros corazones? Dios, el amor de Dios». Por eso, ha proseguido, «es precisamente el amor de Dios que da sentido a los pequeños compromisos cotidianos y también ayuda a afrontar las grandes pruebas. Esto es el verdadero tesoro del hombre». A propósito de amor de Dios, ha subrayado que no «es algo vago, un sentimiento genérico», sino que «el amor de Dios tiene un nombre y un rostro: Jesucristo». Además, «es un amor que da valor y belleza a todo lo demás» al mismo tiempo que «da sentido también a las experiencias negativas, porque nos permite este amor de ir más allá de estas experiencias». Así mismo encuentran sentido las fatigas, las caídas y también el pecado, «porque este amor de Dios en Jesucristo nos perdona siempre, nos ama tanto que nos perdona siempre».

Para finalizar el santo padre ha recordado que hoy es la fiesta de santa Clara de Asís que «nos da un testimonio muy bonito de este Evangelio de hoy». Por eso ha pedido que «nos ayude ella, junto con la Virgen María, a vivirlo también nosotros, cada uno según su vocación».

Tras la oración del Ángelus y recordar que el jueves celebramos la solemnidad de la Asunción de María, el papa Francisco ha dirigido un saludo a los musulmanes, «nuestros hermanos», por la fiesta de la conclusión del Ramadán. Ha retomado sus palabras del mensaje enviado para la ocasión (leer aquí) recordando que «deseo que cristianos y musulmanes se comprometan para promover el respeto recíproco, especialmente a través de la educación de las nuevas generaciones».

Para finalizar, ha saludado a los grupos de jóvenes presentes y les ha repetido las palabras del tema de la JMJ en Río «Id y haced discípulos entre todas las naciones».

Leer las palabras del Ángelus completas aquí

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Staff Reporter

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