Las guerras olvidadas, desafío para la comunicación objetiva

Según Mario Marazziti, portavoz de la Comunidad San Egidio

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ARICCIA, 1 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en la difusión de la cultura de la paz evitando la manipulación en los términos y otorgando el mismo valor informativo a todos los conflictos que afectan la vida de millones de personas en la actualidad, advirtió este viernes Mario Marazziti, portavoz de la Comunidad de San Egidio.

Al intervenir en el Congreso Nacional de los Cooperadores Paulinos que se celebra en Ariccia (Italia) sobre el tema «Los medios de comunicación al servicio de una auténtica paz», Marazziti constató que la diplomacia y la política no se utilizan hoy «como instrumentos habituales» y que «la guerra se ha convertido en un medio ordinario para intentar resolver situaciones difíciles».

Es más, la guerra «se ha acoplado al término “humanitario”», advirtió Marazziti recordando que «en las recientes situaciones de guerra se ha hablado de intervención humanitaria o de guerra preventiva, que despezada el derecho internacional y lanza un tiempo de guerra continua».

«La guerra –continuó–, de último recurso se ha transformado en actualidad, en normalidad; hasta ha cambiado nuestro lenguaje», recogió la agencia «Sir» de la Conferencia Episcopal italiana.

En este escenario absolutamente transformado, donde actualmente hay en curso 32 guerras –«pero se habla sólo de algunas»–, el desafío está en «no cerrar los ojos, sino abrirlos ante las guerras olvidadas y el mundo que desaparece de los periódicos y la televisión».

Sólo en la década 1990-2000, las guerras en el mundo provocaron la muerte de cinco millones de personas, seis millones de heridos y cincuenta millones de refugiados.

Por ello es necesario dar «igual dignidad a todas las víctimas –recalcó Marazziti–. Pienso en la necesidad de resistir a la fascinación tecnológica de la guerra, en la necesidad de poner el acento en el dolor del otro como clave de la reconciliación».

A ello hay que añadir un punto que se refiere no sólo al tema de la guerra y la paz, «sino a la convivencia civil y humana de nuestra vida diaria: el desafío para todos es el de hablar, escribir y escuchar sin crear el enemigo y sin esconderse en una cultura del enemigo que trabaja sólo en convertir en atroz la vida».

La Comunidad de San Egidio, «asociación pública de laicos de la Iglesia», está formada por más de 40.000 personas en más de 60 países de distintos continentes. El movimiento surgió en Roma en 1968 por inspiración del historiador laico italiano, Andrea Riccardi

San Egidio está presente en los distintos países a través de actividades de evangelización y de asistencia a favor de los más pobres, de promoción del diálogo ecuménico e interreligioso, y con proyectos de paz y de resolución de conflictos: fueron mediadores decisivos en el final de la guerra civil de Mozambique y Guatemala y han desempeñado igualmente un papel de mediación en el final de los combates en Liberia.

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ZENIT Staff

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