Las Jornadas de Sydney, un "nuevo Pentectostés", según el Papa

Hace un balance en el Ángelus de su viaje a Australia

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CASTEL GANDOLFO, domingo, 27 julio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que las Jornadas Mundiales de la Juventud, que se celebraron del 15 al 20 de julio en Sydney, han sido un «nuevo Pentecostés».

Como sucedió hace dos mil años cuando los apóstoles estaban reunidos en el Cenáculo con la Virgen María, en este acontecimiento, en el que participaron 230 mil jóvenes de todos los continentes, «se ha relanzado la misión de los jóvenes, llamados a ser apóstoles de sus coetáneos», dijo. 

El Papa dedicó su primer encuentro público con los peregrinos, congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo con motivo de la oración mariana del Ángelus, a hacer un balance de su viaje apostólico a Australia, el más largo de los nueve de carácter internacional de este pontificado.

Un día antes de partir de vacaciones a la localidad tirolesa de Bressanona, en la región italiana del Trentino-Alto Adige, el Papa reconoció que ha podido encontrar «el rostro joven de la Iglesia: era como un mosaico multicolor, formado por muchachos y muchachas provenientes de todos los rincones de la tierra, reunidos por la única fe en Jesucristo».

Estos encuentros, dijo, iniciados por Juan Pablo II «constituyen las etapas de una gran peregrinación a través del planeta para manifestar cómo la fe en Cristo nos hace a todos hijos del único Padre que está en los cielos y constructores de la civilización del amor».

La característica del encuentro de Sydney, añadió, «ha sido la toma de conciencia del carácter central del Espíritu Santo, protagonista de la vida de la Iglesia y del cristiano».

De hecho, el tema de estas jornadas ha sido la frase del libro de los Hechos de los Apóstoles: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos».

Por este motivo, explicó, «la vigilia nocturna, en el corazón de la ciudad, bajo la Cruz del Sur, fue una invocación conjunta del Espíritu Santo»

Y, por último, durante la celebración eucarística del domingo pasado, con la participación de casi medio millón de personas, administró el sacramento de la Confirmación a 24 jóvenes de varios continentes, entre ellos 14 australianos, «invitando a todos los presentes a renovar las promesas bautismales».

«De este modo, esta Jornada Mundial se transformó en un nuevo Pentecostés –dijo–, con el que se ha relanzado la misión de los jóvenes, llamados a ser apóstoles de sus coetáneos, al igual que muchos santos y beatos, y en particular, el beato Piergiorgio Frassati, cuyas reliquias colocadas en la catedral de Sydney, fueron veneradas por una peregrinación ininterrumpida de jóvenes».

Las Jornadas de la Juventud, aclaró, fueron una invitación «a cada muchacho y muchacha a seguir su ejemplo, a compartir la experiencia personal de Jesús, que cambia la vida de sus ‘amigos’ con la fuerza del Espíritu Santo, el Espíritu de amor de Dios».

El Papa dio las gracias a la Iglesia en Australia, y en particular a la archidiócesis de Sydney, así como a las autoridades por la acogida que le dispensaron a él y a todos los jóvenes, y agradeció las oraciones que han elevado los creyentes de todos los rincones del planeta por los frutos de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

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ZENIT Staff

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