Las promesas de las células madres no requieren destruir embriones humanos

Conclusión de un congreso científico mundial celebrado en Roma

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ROMA, 13 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Una convicción reúne en Roma a científicos, médicos, teólogos, filósofos y expertos en bioética de renombre mundial: La investigación sobre la búsqueda y utilización de las células madre (estaminales) es muy prometedora, pero no requiere eliminar embriones humanos.

El encuentro a puertas cerradas de dos días (13 y 14 de noviembre) tiene lugar cuando los países europeos se preparan para legislar sobre la utilización de células madre y cuando no se da por concluida la discusión en torno a la decisión tomada por el presidente George Bush en agosto sobre su financiación federal.

Se trata de una iniciativa organizada por la Fundación Guilé (Suiza), por el Departamento de Bioquímica del Centro Universitario Francisco de Vitoria (Madrid), y por la Facultad de Bioética del Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» (Roma), cuyo campus acoge el encuentro.

En la rueda de prensa de presentación del Simposio, que lleva por tema «El dilema de las células estaminales. ¿Por el bien de todos los seres humanos?», científicos y bioéticos participantes aclararon que las células madre extraídas del cordón umbilical, de la placenta o de individuos adultos están ofreciendo extraordinarios resultados en la investigación médica.

Esmail D. Zanjani, profesor de Medicina y Fisiología de la Unviersidad de Nevada (Estados Unidos), explicó que las investigaciones sobre ovejas han ofrecido resultados satisfactorios para el tratamiento de enfermedades como la talasemia. Por su plasticidad las células estaminales se han mostrado muy eficaces también para tratar problemas de corazón y tejidos dañados.

Zanjani aclaró que en estos experimentos se han utilizado células madre adultas, que se han demostrado eficaces incluso en la producción de proteínas específicas para el funcionamiento del cuerpo humano.

En este sentido el profesor Salvatore Mancuso, director del Instituto de Ginecología del Hospital Gemelli de Roma, reveló un descubrimiento sorprendente: en una mujer encinta, el nascituro transmite sus propias células estaminales a la madre cuando las necesita para reparar órganos o afrontar enfermedades.

Ante la pregunta de los periodistas sobre el uso de embriones para extraer células madre, las profesora Mónica López Barahona, de la Facultad de Bioquímica del Francisco de Vitoria, afirmó que «es inaceptable pensar en desarrollar un embrión para tomar sus células y después destruirlo».

La profesora subrayó que desde el punto de vista científico hoy por hoy queda claro que el embrión es una persona humana desde el momento de su concepción y, por tanto, es éticamente inaceptable utilizar una vida humana aunque sea para salvar otras.

Sobre la tentación de utilizar vidas humanas para hacer nuevos experimentos médicos, el padre Gonzalo Miranda, decano de la primera Facultad de Bioética del mundo, creada por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma, recordó que ya en el Tribunal de Nuremberg, que jugó los crímenes contra la humanidad cometidos en la segunda guerra mundial, se dijo que «nunca más se autorizaría la investigación médica utilizando seres humanos».

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ZENIT Staff

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