CIUDAD DEL VATICANO, 15 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Las «proposiciones» conclusivas del último Sínodo de los obispos, que hasta ahora se mantenían reservadas, están en armonía con el Magisterio de la Iglesia, constata con algo de decepción la agencia de noticias italiana «Adista».
Las 67 «proposiciones» son las conclusiones que presentó a Juan Pablo II la asamblea episcopal mundial sobre la figura del obispo que se celebró en Roma del 30 de septiembre al 27 de octubre. Con ellas, el pontífice redactará ahora la exhortación postsinodal, documento conclusivo del Sínodo.
Para respetar la libertad del Papa, la metodología del Sínodo prevé no hacer públicas las «proposiciones». Las redactadas por las asambleas sinodales de los últimos años, sin embargo, han sido publicadas por la agencia «Adista», órgano de información que tiene por objetivo declarado en su ideario dar espacio a las voces en oposición con el Magisterio de la Iglesia.
«Ninguna de las actuales 67 proposiciones que han sobrevivido puede fastidiar a nadie –explica el comentario con el que la agencia presenta la publicación de las primeras «proposiciones»–. Prácticamente no se dice nada que no haya sido ya afirmado por la larga teoría de documentos del magisterio católico».
Adista, que está traduciendo del latín todas las proposiciones, las hará públicas el 19 de noviembre. Ahora bien, ha adelantado ya el contenido de las que considera más polémicas (sobre la colegialidad, el primado del Papa, la Curia romana). Todas ellas, sin embargo, recogen los pronunciamientos más innovativos del pontificado de Juan Pablo II.
La proposición 24, cuyo contenido es revelado por «Adista», recopila algunas de las intervenciones que se dieron en la asamblea para pedir una renovación de la metodología del Sínodo de los Obispos «para que estas asambleas se conviertan en un mejor instrumento de colegialidad».
«Los padres sinodales sugieren respetuosamente al Sumo Pontífice considerar la oportunidad de convocar una Asamblea extraordinaria del Sínodo de los obispos con este objetivo –explica la proposición–. Cualquier posible renovación del método debe estar motivada por el deseo de aumentar la dimensión espiritual de estas asambleas. Por este motivo, se debe dedicar un tiempo especial a la oración y reflexión».
La proposición 25, dedicada a las relaciones entre obispos y Curia romana, promueve el diálogo. «Es de desear que los obispos y los representantes de las Conferencias episcopales reflexionen con los organismos romanos para considerar propuestas y problemas que pueden surgir en determinadas situaciones. Por su parte, los organismos de la Curia romana escuchen con frecuencia a los obispos provenientes de las diferentes regiones para servir juntos al bien de la Iglesia».
En la proposición 59, los 280 padres sinodales «agradecen al Papa y a sus colaboradores las iniciativas tan numerosas e importantes de diálogo ecuménico y búsqueda de la unidad». Asimismo apoyan las propuestas de Juan Pablo II en esta materia expuestas en su encíclica «Ut unum sint», en particular, por lo que se refiere a la cuestión de buscar fórmulas de vivencia del primado del obispo de Roma aceptadas por cristianos de otras confesiones, sin renunciar a la voluntad de Cristo.
