Las raíces católicas de Europa, plasmadas en el arte

Se abre la exposición “El poder y la gracia” en el palacio Venecia en Roma

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ROMA, viernes 30 de octubre de 2009 (ZENIT.org) Los santos, mártires y místicos, guerreros y eremitas, obispos y nobles, religiosos y laicos, han marcado la historia cristiana y también cultural de Europa.

En el Palacio Venecia en Roma se exponen, hasta el 31 de enero de 2010, obras que retratan estos personajes valientes. Resultaron vencedores, algunos, de batallas contra enemigos terrenales y todos, de aquellas -las más nobles – luchas personales contra el pecado y la tentación.

Se trata de una muestra que presenta las innegables raíces cristianas de Europa, así como el protagonismo y heroicidad de sus santos. Ha sido promovida por la embajada italiana ante la Santa Sede y la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales. Su creador y organizador es el sacerdote italiano Alessio Geretti.

Son obras que muestran la relación entre el Estado y la Iglesia, la fe y la cultura, el poder político y la libertad religiosa. Pinturas que muestran el nexo entre las experiencias religiosas y el contexto social y cultural que los rodeaba, así como la huella que han impreso en la evangelización de sus naciones respectivas.

“El poder y la gracia. Los santos patrones de Europa” reúne un total de cien obras. Algunas están llenas de misticismo, otras muestran a los santos evangelizando y prestando un servicio a la sociedad.

Normalmente reposan en diversos museos e iglesias europeas. Han sido elaboradas por maestros de la historia del Arte como Caravaggio, Tiziano, Van Eyck, Memling, Mantegna, Del Sarto, van Dyck, Veronese, El Greco, Guercino, Murillo, Tiepolo o Ingres, entre otros.

La exposición, dividida en diez sesiones, quiere resaltar diez rostros diversos de la santidad. La primera, llamada tal cual “La santidad”, destaca la figura de la mujer que alcanzó la vivencia de todas las virtudes en grado sumo: María.

Se puede contemplar el misterio de la Inmaculada Concepción de Bartolomé Esteban Murillo, que se encuentra normalmente en el museo del Prado en Madrid. Aunque carece de algunos atributos de la Virgen Inmaculada, como la corona de estrellas y el dragón bajo sus pies, la Madre de Dios se muestra rodeada de ángeles y cabezas de querubines. Murillo pintó esta obra en 1678 para una iglesia de Sevilla, su ciudad natal.

Hay también obras que reflejan el amor al Señor hasta el martirio, en santos como Pablo, Juan Bautista y Pedro, como la obra de Luca Giordano, que muestra con gran realismo la crucifixión del primer papa.

En la sección de monjes y eremitas, la muestra resalta la figura de san Benito de Nursia, patrón de Europa. Al fundador de la Orden Benedictina se le ve orando y meditando en la cueva de Subiaco en Italia, donde pasó tres años en un período de aislamiento y oración. Hoy su regla sigue siendo aplicada por miles de hijos suyos en centenares de monasterios alrededor del mundo.

Espiritualidad hecha acción

Pero no sólo la oración y el misticismo hacen parte de la representación de los santos en el arte. También es posible verlos en acción, como por ejemplo la obra de san Nicolás de Ambrogio Lorenzetti sirviendo, haciendo obras de caridad en medio de la vida cotidiana.

También la exposición muestra la santidad de los obispos y reyes, que con la oración y acción empeñaron obras apostólicas que convirtieron a pueblos enteros. Empezando por los reyes magos hasta Boris y Gleb, santos ucranianos hijos del rey Vladimir I, o la obra “El rey San Luis con un paje”, pintada por el Greco, que deja muestra el espíritu guerrero de este monarca francés muerto en 1270.

Otra sesión está dedicada a los guerreros y caballeros del Señor. En una de las obras aparece el apóstol Santiago el Mayor representada por Giambattista Tiepolo en la batalla de Clavijo. Montado en un caballo y con su mirada hacia el cielo, la obra retrata la valentía del apóstol, cuya tumba continúa siendo visitada por miles peregrinos cada año en Santiago de Compostela.

Santos emblemáticos

Los estigmas de San Francisco de Asís en la obra de Jan Van Eyck, los éxtasis de Santa Catalina de Siena, un nuevo modelo de santidad laica y femenina, y los actos caritativos de Santo Domingo de Guzmán también hacen parte del elenco de obras. Santos que han cambiado la historia. Santa Catalina luchando por la unidad de la Iglesia y la santidad de sus autoridades. San Francisco irradiando su gran sencillez de corazón y renunciando a las riquezas del mundo terrenal.

La exposición concluye recordando a los cuatro patronos del continente europeo: san Benito de Nursia, los apóstoles Cirio y Metodio del primer milenio, así como santa Brígida de Suecia y santa Catalina de Siena, así como Teresa Benedicta de la Cruz o Edith Stein, en el segundo milenio – esta última, por ser del siglo XX, está representada no en una pintura, sino en escenas de una película que narra la historia de su vida.

Diversos rostros, diversos modelos de hombres y mujeres a quienes siglos después, les rinde homenaje una Europa en la que tantos hombres y mujeres quieren seguir siendo ser fieles a sus raíces cristianas.

[Por Carmen Elena Villa]

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ZENIT Staff

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