Las raíces cristianas de Europa son un fundamento de libertad, afirma el Papa

En su mensaje al XVII Encuentro Internacional de Oración por la Paz, en Aquisgrán

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AQUISGRÁN, 8 septiembre 2003 (ZENIT.org).- En un momento en que el Viejo Continente avanza en su proceso de unión, Juan Pablo II ha recordado que «las raíces cristianas no son una memoria de exclusivismo religioso, sino un fundamento de libertad porque hacen a Europa un crisol del culturas y de experiencias diferentes».

Precisamente «de estas raíces antiguas –afirmó el Papa– los pueblos europeos han obtenido el impulso que les llevó a tocar los límites de la tierra y a alcanzar la profundidad del hombre, de su intangible dignidad, de la fundamental igualdad de todos, del universal derecho a la justicia y a la paz».

El mensaje que el Santo Padre envió al cardenal Roger Etchegaray con ocasión del XVII Encuentro Internacional de Oración por la Paz –del 7 al 9 de septiembre— fue el vehículo de esta reflexión sobre la tradición religiosa de Europa.

Organizado por la Comunidad de San Egidio, medio millar de líderes religiosos de todo el mundo y miles de personas participan en el encuentro «Hombres, Religiones y Paz», que este año se celebra en la ciudad alemana de Aquisgrán.

Desde el corazón del continente europeo, esta ciudad «habla claramente de la antigua tradición de Europa: habla de sus antiguas raíces, empezando por las cristianas, que armonizaron y consolidaron también las demás», explicó el Papa.

Por ello, el Santo Padre advirtió de que hoy, mientras avanza el proceso de ampliación, Europa «está llamada a reencontrar esta energía recuperando la conciencia de sus raíces más profundas».

«Olvidarlas no es saludable. Presuponerlas sencillamente, no basta para inflamar las almas. Silenciarlas, agosta los corazones», constató.

Por ello subrayó que «Europa será tanto más fuerte para el presente y para el futuro del mundo cuanto más beba de las fuentes de sus tradiciones religiosas y culturales».

Según el pontífice, aún con las tensiones y contradicciones que la han acompañado, la sabiduría religiosa y humana acumulada por Europa a lo largo de los siglos es «un patrimonio» que puede emplearse «en el crecimiento de toda la humanidad».

Finalmente el Papa se mostró convencido de que Europa, «aferrándose sólidamente a sus raíces, acelerará el proceso de unión interna y ofrecerá su indispensable contribución al progreso y al paz entre todos los pueblos de la tierra».

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ZENIT Staff

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