Las universidades católicas pueden preparar una «gran primavera cristiana»

Según asegura el Papa en un mensaje a la Congregación vaticana para la Educación

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 febrero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que las universidades católicas deben distinguirse por su calidad de enseñanza e investigación para promover un diálogo con el mundo cultural contemporáneo, capaz de preparar una «gran primavera cristiana».

La vocación de las facultades católicas es afrontada por el Santo Padre en el discurso que dirigió este martes al cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, con motivo de la sesión plenaria de este dicasterio vaticano.

La Congregación vaticana para la Educación Católica tiene autoridad sobre todas las universidades, facultades, institutos y escuelas de estudios superiores eclesiásticos y civiles que dependen de eclesiásticos.

El mensaje pontificio, tras reconocer que las universidades católicas «representan un rico patrimonio para la Iglesia», explica que en la «gran primavera cristiana que Dios está preparando, tienen que distinguirse por la calidad de la enseñanza y de la investigación, de manera que sean capaces de dialogar plenamente con las demás facultades y universidades».

«Dada la rapidez del actual desarrollo científico y tecnológico, estas instituciones están llamadas a una renovación continua, viendo la manera de que los nuevos descubrimientos sean usados para el auténtico bien de cada persona y del conjunto de la sociedad humana».

Esta propuesta el pontífice la lanzó en la constitución apostólica «Ex corde Ecclesiae» (15 de agosto de 1990), en la que sienta los fundamentos de la misión e identidad de las universidades católicas.

Para lograr este objetivo, Karol Wojtyla propone una de las inquietudes que más repetidamente ha expresado desde que era profesor universitario en Polonia: el «diálogo» entre las diferentes disciplinas del saber.

«En particular, se revela fecundo el diálogo con una filosofía de alcance auténticamente metafísico y con la misma teología», especifica en su mensaje. A esta propuesta dedicó su encíclica «Fides et ratio» (14 de septiembre de 1998).

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ZENIT Staff

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