BAGDAD, martes, 22 mayo 2007 (ZENIT.org).- El sacerdote de la Iglesia caldea que había sido secuestrado el sábado en Bagdad ha sido liberado, según informaron a Zenit en la noche de este lunes fuentes de esa Iglesia en Bagdad.
El padre Nawzat Hanna, de la parroquia de Mar Pithion, había sido secuestrado en el barrio de Al-Baladiyat después de haber visitado a un enfermo.
Tiene marcas de golpes, ha revelado monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar del Patriarcado de Bagdad de los Caldeos, en comunión con Roma, que fue a recogerle tras ser liberado, en declaraciones a AsiaNews.it.
«Cuando me vio, el padre Nawzat me abrazó fuertemente, lloraba, estaba muy afectado; después dio las gracias a todos los que rezaron por él en estos días».
Ahora el sacerdote está bien, «se ha calmado» y se encuentra en Bagdad. «Esperamos que tenga el valor para seguir sirviendo a la Iglesia en Irak», desea monseñor Warduni. «Su familia ya está en el extranjero, pero él había decidido quedarse aquí, junto a sus fieles».
El arzobispo caldeo de Kirkuk, monseñor Louis Sako ha declarado este martes al Servicio de Información Religiosa de la Conferencia Episcopal Italiana (SIR): «En Kirkuk la situación es mejor, pero en Bagdad y en Mosul los cristianos ya no pueden vivir. No hay autoridad, no hay orden».
«Los terroristas están por doquier y controlan muchos barrios. Siguen llegando noticias de violencia. El padre Hanna ha sido el séptimo sacerdote secuestrado en Bagdad y afortunadamente ahora está libre. Pero hay muchos que han tenido que dejar la patria y han emigrado al extranjero».
«Realmente se han olvidado de nosotros. Continuamos con nuestro trabajo por la paz, aunque sabemos que es muy frágil y tratamos de edificar una cultura del diálogo con el objetivo de una vida diferente a la que estamos viviendo», añade el arzobispo iraquí.
En la zona histórica de los cristianos en Bagdad, Dora, la mayor parte de las iglesias ya están cerradas, las familias han huido, importantes instituciones católicas han sido trasladadas al norte y, tras numerosos secuestros de sacerdotes o religiosos, el Patriarcado se ve obligado a enviar a muchos al extranjero.
