Libertad, libertad de religión, libertad cristiana

El obispo de Trieste comenta la exhortación apostólica de Benedicto XVI ‘Ecclesia in Medio Oriente’

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ROMA, jueves, 27 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el artículo publicado por monseñor Giampaolo Crepaldi, obispo de Trieste, Italia, sobre la reciente exhortación apostólica de Benedicto XVI Ecclesia in Medio Oriente.

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Por monseñor Giampaolo Crepaldi

El Santo Padre Benedicto XVI ha vuelto a  tratar el tema de la libertad de religión en la reciente Exhortación apostólica “Ecclesia in Medio Oriente”, dedicándose sobre todo a los párrafos 25 y 27, a los que es necesario añadir los párrafos 29 y 30 relativos a la laicidad y a los fundamentalismos. Ambos bloques de párrafos están disponibles en la sección “Documentos” de nuestra pagina web. Sobre la base de estas enseñanzas del Papa y de otras precedentes quisiera proponer algunas observaciones para profundizar y debatir.

Indudablemente la libertad de religión es un derecho natural de la persona humana. El Magisterio ha enseñado con anterioridad que es, en un cierto sentido, el primero y principal. Afirmar que dicha libertad es un derecho natural significa que es precedente a la elección de una u otra religión. Cada hombre tiene el derecho de elegir su religión, aquella que considera la “verdadera religión”. Este hecho contiene un peligro. Puede inducir a pensar que la elección de una u otra religión es independiente de la libertad de religión, y que será igualmente conservada y corroborada indiferentemente de la elección concreta por una u otra religión. La libertad de religión estaría antes e independientemente de la elección concreta por una u otra, que el fiel debería hacer posteriormente, entonces, la elección, por ejemplo, de el cristianismo o por el budismo, no tendría repercusiones en la libertad de religión, que sería igualmente confirmada en los dos casos.

Afirmar esto – es decir la indiferencia de la elección por una u otra elección respecto a la libertad de religión- significa también renunciar a la “verdad” de las religiones. Si el hombre queda libre de todas formas, independientemente de la religión que elige, significa que todas las religiones son igualmente verdaderas. Todas, de hecho, respetan su libertad. No existen religiones que, al elegirlas, comprometen la libertad humana o al menos la contaminan o reducen. “La verdad os hará libre”: pero si la libertad existe antes de el encuentro con las religiones y de la elección por una de ellas, no puede ser la verdad de la religión elegida la que nos haga libre.

La doctrina cristiana siempre ha diferenciado entre el “libre albedrío” y libertad. El primero es la pura facultad de elegir. El segundo es la elección concreta de el bien. Quien de hecho elige el mal pierde su libertad, aunque mantenga el libre albedrío. Se puede decir que es esclavo de si mismo. La elección de el bien, es decir, la verdadera libertad, puede ser hecha a la luz de la razón. Pertenece a la Revelación la idea de que el hombre tiene esta facultad: en su conciencia racional encuentra la luz de el bien y el mal. Esta luz, sin embargo, se empaña a menudo y después de la caída de nuestros progenitores, se engaña y desvía de el justo camino. Sin la fe cristiana esta luz se pierde. En otros términos: la razón no es capaz, ella sola, de dar al hombre su libertad, aunque este la tiene por naturaleza. Para hacer esto se necesita la ayuda de la revelación y de la fe.

Como se ve no es posible que las religiones sean equivalentes al confirmar y corroborar la verdadera libertad humana. En la elección de una religión en lugar de otra el libre albedrío queda intacto, pero no la verdadera libertad. Esto porque no todas las religiones son igualmente verdaderas, si no que solo una es verdadera. Y solo esta permite verdaderamente ser libres. Todas las religiones permiten ser libres, pero solo una permite serlo verdaderamente. De hecho no se es libre si no según la verdad.

Volvemos entonces al problema que nos hemos planteado al inicio. La libertad de religion no quiere decir que cualquier elección religiosa confirma y verifica la libertad de religión. Estaríamos de lleno en el relativismo religioso, que Benedicto XVI ha claramente condenado también en la “Ecclesia in Medio Oriente”. Quiere decir que la libertad religiosa es un derecho natural y que entonces no se puede imponer por la fuerza una religión particular. Pero aquel derecho natural no es simple libre albedrío, no es indiferente, si no que se nutre de verdad y de bien, solo la verdadera religión puede darle plena respuesta. Solo esta hace verdaderamente libre. Si por una parte es justo reconocer la libertad de religión, por otro lado debemos reconocer que hay religiones que, una vez elegidas, la reducen.

Si se piensa a la libertad solo como libre albedrío, entonces la libertad puede ser ejercitada también sin tener relación con la verdad. Pero si se piensa a la libertad come un derecho cuyo ejercicio está relacionado con el bien, entonces la libertad no existe fuera de la relación con la verdad. Si no existe fuera de la relación con la verdad quiere decir que tienen relación desde el inicio y no después. Entonces tiene que ver también con Dios y por consiguiente con la religión. El verdadero nexo verdad-religión se presenta desde el inicio y con él también el nexo entre libertad y religión verdadera.

Fuente: http://www.vanthuanobservatory.org/?lang=es.</p>

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ZENIT Staff

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