Líderes cristianos de Irak piden a la constitución respetar los derechos humanos

En particular, los «derechos religiosos, culturales, sociales y políticos»

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CIUDAD DEL VATICANO, 30 abril 2003 (ZENIT.org).- Los patriarcas y obispos de las diferentes comunidades cristianas de Irak han hecho un llamamiento para que la futura constitución de su país reconozca los derechos humanos fundamentales, en particular la libertad religiosa.

Asimismo, en un comunicado firmado este martes en Bagdad y distribuido este miércoles por la Sala de Prensa de la Santa Sede, los líderes religiosos abogan por el diálogo entre cristianos y musulmanes.

«Cuando el Cristianismo y el Islam se encontraron sus «santos» respectivos llevaron las dos religiones a una convivencia recíproca y respetuosa», afirma la declaración.

«En virtud de nuestra pertenencia original a los pueblos más antiguos de esta tierra, reivindicamos para nosotros y para todos que hoy viven en ella –sea que constituyan mayorías o minorías, unidas por una larga historia de convivencia– el derecho de vivir bajo todos los aspectos en un Estado de derecho en la paz, en la libertad, en la justicia, en la igualdad, según la Declaración de los Derechos Humanos», afirma el documento.

Los cristianos iraquíes –caldeos, asirios, sirios, armenios, griegos y latinos– presentan cuatro reivindicaciones concretas a la futura constitución.

En primer lugar, pide que «reconozca nuestros derechos religiosos, culturales, sociales y políticos».

En segundo lugar, exigen «un estatuto legal en el que cada persona, considerada según sus capacidades sin discriminaciones, tenga el derecho de tomar parte activamente en el gobierno y en el servicio del país».

En tercer lugar, abogan por que se «considere a los cristianos plenamente como ciudadanos iraquíes».

Por último, piden que la nueva Constitución «nos garantice el derecho de profesar la fe según nuestras antiguas tradiciones y nuestras normas religiosas, el derecho de educar a nuestra juventud según los principios cristianos, el derecho de organizarnos libremente, de construir lugares de culto y, según las necesidades, otros espacios para las actividades culturales y sociales».

La petición de los líderes cristianos no sólo se dirige al «pueblo iraquí, rico de etnias y de religiones», sino también «a todos aquellos que se preocupan por el bien del país y, en fin, a los líderes de la comunidad internacional».

De los 24 millones de habitantes de Irak, unos 670.000 son cristianos. El 75% de los cristianos es católica, en su mayoría de rito caldeo.

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ZENIT Staff

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