Líderes cristianos piden respeto a todos en el debate sobre la adopción por homosexuales

Carta Abierta al pueblo de Puerto Rico

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Ofrecemos a los lectores el texto de la «Carta Abierta al pueblo de Puerto Rico» de los obispos de este estado libre asociado a Estados Unidos, sobre la cuestión de la adopción por parejas de personas del mismo sexo.

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Queridos compatriotas:

Introducción

Ante todo, un saludo y un abrazo fraternal de Paz y Bien.

Les dirigimos esta carta para compartir con ustedes unas reflexiones sobre el legado más valioso e importante que hemos heredado de nuestros padres y nuestras madres, al igual que de todos nuestros antepasados: el tesoro de la familia fundada sobre el matrimonio. Todos amamos entrañablemente estas instituciones y queremos dejar a nuestros hijos e hijas, y a las generaciones futuras, este inigualable e insustituible tesoro.

Actualmente en nuestro querido Puerto Rico se está debatiendo la naturaleza de la familia y el matrimonio, como se está haciendo en muchos otros países. Por ejemplo, cuando se proponía la adopción de hijos e hijas por parejas del mismo sexo, se inició un proceso de redefinición del matrimonio porque históricamente, el derecho de adoptar es y ha sido un derecho reservado a los matrimonios, derecho que hunde sus raíces, más que en cualquier legislación, las hunde en la naturaleza humana: solo un hombre y una mujer son capaces de engendrar vida humana. Esta bendición por naturaleza no le ha sido dada a parejas del mismo sexo.

Este debate nos ha llevado a reflexionar sobre los argumentos que se esbozan por quienes apoyan la redefinición de la familia y el matrimonio para reclamar el derecho a que parejas del mismo sexo se les otorgue el derecho a adoptar.

Respeto a todos y todas

Primeramente, en toda esta reflexión queremos hacer constar que la dignidad del ser humano no está sujeto ni a su sexo ni a su orientación sexual ni ningún otro criterio. La dignidad reclama respeto de todos y todas y nos exige ver en cada persona un ser humano, único, irrepetible. Lo anterior nos lleva a rechazar todo ataque, agresión, amenaza y odio contra personas con tendencias homosexuales. Estamos llamados a tratar a todo ser humano con amor y respecto.

Petición de perdón

Aprovechamos la oportunidad, para públicamente, pedir perdón por cualquier incidente, suceso, o acción que pudieran haber lastimado la dignidad e integridad humana de estos hermanos y hermanas. No hay pretexto que pueda justificar agresión alguna a la dignidad e integridad de la persona.

Como personas, conscientes de nuestra responsabilidad, personal y colectiva, es nuestro deber, indelegable, promover la construcción de un ambiente social sano, sensible y fecundo para el desarrollo integral de nuestros niños y niñas.

Por tal razón, se hace necesario e ineludible educar a nuestros niños y niñas en los valores y principios que sostienen, nutren e iluminan nuestra existencia y relaciones humanas. El educar, promover y defender nuestros valores y principios no implica, en lo absoluto, atentar contra aquellos y aquellas que creen y piensan diferente. Expresar públicamente lo que nos dicta nuestra conciencia, profesando el más elevado respeto a la persona, no puede jamás interpretase como un acto de intolerancia, intimidación, amenaza, violencia, delito o crimen de homofobia, discrimen de odio. Como ciudadanos y ciudadanas puertorriqueños estamos interpelados a ejercer nuestros derechos democráticos de libre expresión para defender y promover la familia fundada sobre el matrimonio entre una mujer y un hombre. Bajo ninguna circunstancia eludiremos ni claudicaremos esta responsabilidad histórica y con nuestro deber con las futuras generaciones.

Naturaleza de la adopción

Los niños a ser adoptados son niños que, por circunstancias ajenas a ellos, carecen de la protección de sus padres biológicos: su padre y su madre. De ahí surge la institución de la adopción donde se busca crear desde el punto de vista social y legal, una relación familiar similar a la que hubiera sido para este menor en su familia natural y biológica, significando la familia compuesta por un padre y una madre.

La relación familiar similar a la cual se le procura dar al menor no puede ser una familia de dos padre o una familia de dos madres, porque esa no es la familia natural del menor. Es la misma naturaleza la que prescribe que dos hombres o dos mujeres no pueden ser padres de una criatura. La familia similar que el Estado debe procurar al menor es aquella similar a la que el menor carece, es decir, aquella familia que cuenta con la figura paterna y materna.

Discrimen

Se ha señalado que no permitir la adopción a personas homosexuales es un discrimen, que la constitución demanda un trato igual ante las leyes. Todos somos iguales, pero no idénticos. Lo cierto es que los sistemas de derechos pueden establecer trato distinto tomando en cuenta otras consideraciones. A modo de ejemplo,  sé es mayor de edad a las 21 años y no a los 18; se da permiso de conducir a las personas de 16 años y no de 15 o menos; se les da beneficios sociales como reforma de salud y programa de asistencia nutricionales a personas con cierta cantidad de ingresos económicos; se ejerce el derecho al voto a quienes tengan 18 años o más. Así históricamente ha sido con el derecho a la adopción. Lo que verdaderamente el Estado se debe plantear es si el trato desigual que se está dando es injustificado.

El orden natural ha dispuesto que solo en la relación hombre y mujer es capaz de suscitarse vida humana. Sólo esa relación crea familia, la multiplica y la prolonga.

El mejor bienestar del menor

El mejor bienestar del menor es el derecho a disfrutar del amor de un padre y de una madre. Solo un hijo o hija es capaz de nacer de la complementariedad de los sexos opuestos. Por lo tanto, el ambiente natural para la crianza de un hijo o hija es aquel donde sea criado por un padre y una madre.

Se alega que lo único que debe importar es que los adoptantes quieran al niño. Habiendo en Puerto Rico tantos matrimonios estables que quieren adoptar, ¿por qué privar a estos niños de lo que es natural para todo niño o niña como el amor de un padre y de una madre?  El ambiente más idóneo para el menor es aquél donde disfrute de una familia formada por un padre y una madre unidos en vínculo matrimonial.

Velar por los derechos de los menores

Hoy nosotros, fundamentados en el derecho natural defendemos el derecho de los infantes y de los menores a ser criados y formados en un ambiente donde puedan disfrutar del don de la paternidad y de la maternidad, de la complementariedad de los sexos. Disfrutar del amor de un padre y una madre es un derecho fundamental de los menores que deseamos proteger, defender y promover.  Cada niño, cada niña necesita de la singularidad y carisma de cada sexo en su formación.

Hoy velamos por el derecho del menor a crecer junto a un padre y a una madre, derecho que brota cuando menos de la ley natural.

La adopción es para vindicar derechos del menor no para vindicar derechos de parejas del mismo sexo

Los únicos derechos que se tienen que tener en cuenta al momento de adopción son los derechos del menor. La adopción no es un derecho de los adoptantes, sean estos casados o no, matrimonios o uniones de hechos, sino un derecho natural del menor, un derecho a disfrutar de la figura paterna y materna.

Se pretende utilizar el concepto adopción para hacer valer el derecho de personas que alegan ser discriminadas por su preferencia sexual, no para hacer valer el derecho del menor a disfrutar de la figura paterna y materna.

Dar el derecho de adopción a parejas del mismo sexo es una forma de crear por parte del Estado instituciones análogas al matrimonio; es una actuación arbitraria y contradice sus propios deberes.

Plantear la cuestión de la adopción como un »
problema de discriminación» de las parejas homosexuales supone, incluso de modo inconsciente, hacer pasar, por encima del mejor interés del menor. La verdadera finalidad de la adopción es proveerle al menor una familia lo más parecida a su familia  biológica, es decir, ser amado por un padre y una madre, disfrutar del don de la paternidad y la maternidad.

Los menores no pueden ser utilizados como instrumentos para la reivindicación de personas o grupos; tampoco puede utilizarse como conveniencia política.

Lo anterior, no es una negación de que todas las personas somos iguales en dignidad, sino de que se da un trato distinto fundamentado en unas consideraciones de mayor rango como lo es el derecho natural de un menor de edad a ser criado por un padre y una madre.

Exhortación

Exhortamos a:

A todos los puertorriqueños y puertorriqueñas a reflexionar y dialogar sobre este asunto en cada hogar.A debatir este asunto siempre dentro del marco del respeto, la tolerancia, la compasión, la misericordia y sobre todo el amor.A nuestros funcionarios electos a defender y fortalecer a la familia y al matrimonio. El pueblo no ha dado el voto para crear nuevos tipos de matrimonios, ni de equiparar otras instituciones al matrimonio ni crear nuevas formas de familia.Al gobierno, que al tomar una decisión tan importante como la de abogar por la adopción de parejas del mismo sexo, es necesario tener en cuenta que la inmensa mayoría de los puertorriqueños y puertorriqueñas, tal vez muy silentes, defendemos al matrimonio como una institución formada por la unión de un hombre y una mujer, a la familia fundamentada sobre el matrimonio hombre-mujer y que siendo así, no hay otro mejor entorno familiar para la adopción que la familia natural. “¡La tierra es sagrá!“, se dice en la Obra, La Carreta. Hoy nosotros decimos: “¡La familia es sagrá!”

+ Roberto O. González Nieves, OFM
Arzobispo de San Juan de Puerto Rico

+ Rubén González Medina, CMF
Obispo de Caguas

Rvdo. Manuel Fuentes Valentín
Presidente Iglesia de Dios Pentecostal MI, región de P.R.

Rvdo. Ricardo López Ortiz
Obispo de la Iglesia de Dios «MIssion Board» en P.R.

Rvdo. Ulises Burgos Castro
Presidente de la Iglesia Defensores de la fe Cristiana en P.R.

Rev. Confesor Batista Rivera
Presidente de la Iglesia de Dios de la Profecía

Rev. Dr. Luis Felipa Zayers
Supervisor de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera

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ZENIT Staff

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