Líneas pastorales para la nueva evangelización en Argentina

Emanadas por el episcopado

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BUENOS AIRES, 17 junio 2003 (ZENIT.orgAica).- El secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Guillermo Rodríguez-Melgarejo, dio a conocer las nuevas líneas pastorales que fueron aprobadas por los obispos en la reciente asamblea plenaria clausurada el 31 de mayo pasado en San Miguel.

Dichas líneas pastorales, que con el título «Navega mar adentro» están contenidas en un opúsculo de 60 páginas, tienen como finalidad llevar a cabo en nuestro país la «nueva evangelización» a la que oportunamente convocó Juan Pablo II a todos los católicos del mundo.

Estas nuevas líneas pastorales son, en realidad, una actualización de las que los obispos aprobaron y pusieron en práctica en abril de 1990. Nueve años después, en 1999, los mismos prelados decidieron ponerlas al día para responder a los nuevos desafíos históricos.

Según explicó monseñor Rodríguez-Melgarejo, el estudio y debate de las diferentes propuestas para la actualización insumieron las sesiones de cinco asambleas plenarias a lo largo de tres años de intensos intercambios de ideas, opiniones y aportes, también de los laicos.

Comisión episcopal
Para organizar el estudio, la Conferencia Episcopal conformó una comisión especial que encabezada por el arzobispo de Tucumán, monseñor Luis Villalba, fue integrada por los obispos José Angel Rovai, auxiliar de Córdoba; Jorge Eduardo Lozano, auxiliar de Buenos Aires; Carlos María Franzini, de Rafaela, y Rodríguez-Melgarejo.

Los intensos estudios de esta comisión, más una «Consulta a las Iglesias Particulares (diócesis) y comunidades cristianas», realizada durante los años 2000 y 2001, y una encuesta sociológica solicitada a la consultora Gallup, en colaboración con la Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, fueron los elementos con que contaron los obispos para la redacción definitiva del actual documento «Navega mar adentro».

Aquella intuición que tuvieron los obispos en 1999 para encarar la actualización de las líneas pastorales, se vio confirmada por la exhortación de Juan Pablo II «Novo millennio ineunte», en la que el Papa invita a iniciar una nueva etapa en el camino evangelizador de la Iglesia.

El llamado del Pontífice -dicen los obispos en la presentación de las nuevas «líneas»- a ‘navegar mar adentro’ en el océano inmenso del nuevo milenio y a señalar las etapas del camino futuro, no nos deja dudas acerca de la oportunidad de dar renovado impulso a la nueva evangelización».
Contribución para superar la crisis

Si bien el propósito del nuevo plan renovado es de carácter eminentemente pastoral, es decir que tiene como finalidad llevar a la práctica el mandado de Jesús de predicar el evangelio, la buena noticia, a toda la gente, también abriga una faceta temporal en atención a las circunstancias especiales por las que atraviesa el país.

Lo dicen los obispos al presentar el documento: «Frente a la crítica situación del país, elegimos la Nueva Evangelización como la mejor contribución que la Iglesia puede ofrecer para superarla. Entregamos ‘Navega mar adentro’ deseando que cada agente pastoral se sienta orientado e impulsado a provocar el protagonismo de todos los bautizados para evangelizar más hondamente a nuestro pueblo».

Su contenido y estructura
«Navega mar adentro» comienza destacando la acción del Espíritu Santo y, en seguida explicita las principales notas de espiritualidad pastoral que orientan lla mirada a los nuevos desafíos, situándonos ante ellos desde una determinada actitud interior, desde una mística específicamente evangelizadora. También se introduce, luego de los contenidos del mensaje evangelizador, un capítulo con cuatro criterios pastorales, que pueden configurar «un estilo común en el ejercicio de una legítima pluralidad de iniciativas concretas». En el último capítulo se enuncian algunas acciones destacas propuestas en torno a tres ejes: la comunión, la misión y el servicio.

«Navega mar adentro, en cuanto actualización de las Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, habrá de orientar una nueva etapa en la evangelización de la Argentina mediante una acción pastoral más orgánica, renovada y eficaz, procurando que todo miembro del pueblo de Dios, toda comunidad cristiana, todo decanato, parroquia, asociación o movimiento, se inserten activamente en la pastoral orgánica de cada diócesis».

«Navega mar adentro» consta de una introducción, cinco capítulos y una breve conclusión.

En el primer capítulo «El Espíritu Santo que nos anima», los obispos señalan que ese Espíritu es el mismo que animó a Jesús y se preguntan cómo los bautizados deben contagiar la alegría de la salvación de Cristo, a lo que responden en seis puntos: con la certeza de sentirse «amados por Dios», «Firmes en la esperanza», «Con entrañas de misericordia», «En la mística de comunión», «Con fervor misionero» y «En la entrega cotidiana».

En el segundo capítulo se habla de los desafíos que ofrece el mundo actual, donde los obispos plantean la situación en la que se encuentran el mundo y la Iglesia, la crisis de la civilización como el drama de nuestro tiempo, la ardua y muchas veces equivocada búsqueda de Dios, el escándalo de la pobreza y la exclusión social, para cuya solución se convoca a una nueva imaginación de la justicia y la caridad; la crisis del matrimonio y la familia, entidades a las que la Iglesia califica como uno de los bienes más preciosos de la humanidad. Por último plantea la necesidad de mayor comunión a fin de hacer de la sociedad una familia.

El tercer capítulo se refiere al contenido de la Nueva Evangelización y resalta el mensaje fundamental, «lo que siempre se debe destacar cuando se anuncia el evangelio: Jesucristo resucitado nos da el Espíritu Santo y nos lleva al Padre. La Trinidad es el fundamento más profundo de la dignidad de cada persona humana y de la comunión fraterna», porque el centro del anuncio cristiano es «Jesucristo salvador, que nos permite encontrarnos con el Padre y el Espíritu Santo». Luego se extiende en señalar las dimensiones del núcleo evangelizador.

En el capítulo cuarto se formulan cuatro criterios pastorales básicos que permitan delinear un estilo evangelizador común a todos, ya que la pastoral orgánica «expresa el ser de la Iglesia, que es comunión y misión».

Por último en el capítulo quinto se plantean las «acciones destacadas» que dan forma a la acción pastoral de la Iglesia, cuyo fundamento, dicen, es la santidad, que es «más que nunca una urgencia pastoral». Los obispos proponen aquí tres acciones destacadas con las cuales «procuraremos responder trasversalmente a los cinco desafíos descriptos en el capítulo segundo».

La primera acción es «hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión», ya que, se aclara, «antes de programar iniciativas concretas, es necesario promover una espiritualidad de comunión», para luego hablar de la acción de Cáritas, Más por menos, el plan Compartir, etc.

La segunda acción es «acompañar a todos los bautizados hacia el pleno encuentro con Jesucristo», porque «la nueva evangelización se dirige, primaria y principalmente, a los bautizados no practicantes que todavía no se sienten Iglesia, pero tienen derecho a recibir de ella la plenitud del evangelio y de la gracia de Jesucristo».

La última acción destacada que señalan las renovadas líneas pastorales, se refiere a que la Iglesia, como servidora para una sociedad responsable y justa, debe desarrollar las actitudes propias de ciudadanos responsables. Esto, «exige responder con todos los esfuerzos que sean necesarios para lograr la inculturación del evangelio, que propone una verdad sobre el hombre, la cual implica un estilo de vida ciudadano comprometido en la c
onstrucción del bien común».

Para ello los obispos proponen centrar la acción pastoral en dos instituciones: «la familia, pequeña Iglesia doméstica donde los padres, mediante la palabra y el ejemplo transmiten los valores de la fe y las fundamentales reglas de convivencia entre los hombres», y «la escuela-universidad, ya que el mundo de la educación es un campo privilegiado para promover la evangelización de la cultura y la inculturización del evangelio».

Y finalmente, el plan de pastoral propone «destacar la doctrina social de la Iglesia, como el mejor medio para encarnar los principios evangélicos en la compleja realidad cultural, política. social, ecológica y económica».

La patria requiere algo inédito
«Una vez más -dicen los obispos al concluir el documento- repetimos que hoy la patria requiere algo inédito para superar la situación en la que nos encontramos. Al mismo tiempo reconocemos un firme llamado del Espíritu a través del Papa Juan Pablo II, que nos impulsa a inaugurar con firmeza y perseverancia una nueva etapa de la evangelización de nuestro pueblo. El mandato misionero nos introduce en el tercer milenio invitándonos a tener el mismo entusiasmo que los cristianos de los primeros siglos. Para ello contamos con la fuerza del Espíritu, que fue enviado en Pentecostés y que hoy nos impulsa a partir animados por la esperanza».

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ZENIT Staff

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