Lituania: Los franciscanos se reúnen en capítulo por primera vez en 140 años

El último tuvo lugar antes de la rebelión antizarista de 1863-64

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LVOV, 16 enero (ZENIT.org).- Por primera vez después de 140 años de interrupción, comenzó ayer el capítulo de la provincia de San Casimiro, de los franciscanos de Lituania, en Kretinga.

El paréntesis se había debido, sobre todo, a las consecuencias de una rebelión que tuvo lugar en la región contra el poder zarista ruso, en 1863-64, que obligó al cierre de los conventos de los franciscanos.

El renacimiento de la provincia, desde 1989, es el símbolo del heroísmo de los cristianos de Lituania durante la dominación soviética y de su vitalidad tras la recuperada libertad. Tras decenios de clandestinidad y de exilio, el tejido eclesial y la vida comunitaria se van reconstituyendo.

Los franciscanos llegaron a Lituania en 1240-1250. La primera provincia franciscana fue establecida en 1387. Fue suprimida el 30 de julio de 1864. Los franciscanos fueron acusados de haber participado en la rebelión contra el zar. El último ministro de la provincia, Dominykas Sukevicius, murió en el exilio en 1876.

Ya desde los primeros años del siglo XX, los jóvenes atraídos por el ideal franciscano se reunían clandestinamente. La vida de los seguidores de san Francisco cobró vigor con el renacimiento del Estado lituano en 1918 pero no pudieron celebrar ningún capítulo provincial.

Más tarde, la vida religiosa fue prohibida en Lituania, y parte de los franciscanos se vieron obligados a exiliarse en Estados Unidos. En 1988, se estableció una «viceprovincia lituana en el exilio».

Al año siguiente, comenzaba el «deshielo». Los hermanos que habían permanecido en la clandestinidad reanudaron la vida comunitaria. El últimocapítulo en el exilio tuvo lugar en 1997 y la sede de la provincia fue trasladada a Kretinga.

Desde entonces, el número de franciscanos ha pasado de 5 a 45 (el país tiene tres millones de habitantes), que se distribuyen en cuatro conventos. El último de ellos, de tipo eremítico, ha surgido cerca de la Colina de las Cruces, instalada por deseo de Juan Pablo II, con la ayuda de los franciscanos de Toscana (Italia), en la misma línea del «Santuario de la Verna», lugar en el que san Francisco recibió los estigmas. Unos veinte hermanos de la provincia lituana están en Estados Unidos y Canadá.

Este capítulo es el momento en el que se diseñarán líneas de actuación para el futuro y se elegirá al nuevo gobierno provincial.

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ZENIT Staff

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