Llamamiento del Papa a la Iglesia a dar testimonio de la verdad sin compromisos

En la solemnidad del nacimiento de san Juan Bautista

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 24 junio 2007 (ZENIT.org).- En la solemnidad del nacimiento de san Juan Bautista, Benedicto XVI hizo este domingo un llamamiento a la Iglesia a dar «testimonio de la verdad sin compromisos».

Y, como hizo el primo de Jesús, el Papa ha invitado a no tener miedo de denunciar «las transgresiones a los mandamientos de Dios», en particular cuando sus protagonistas son los poderosos.

«Juan Bautista fue el precursor, la “voz” enviada a anunciar el Verbo encarnado», aclaró antes de rezar la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos que en la plaza de San Pedro soportaron un calor asfixiante a causa de la humedad.

«Conmemorar su nacimiento –añadió hablando desde la ventana de su estudio– significa en realidad celebrar a Cristo, cumplimiento de las promesas de todos los profetas, entre los que el Bautista fue el más grande, llamado a “preparar el camino” al Mesías».

Juan el Bautista es «el primer “testigo” de Jesús, pues recibió del Cielo esta señal», recordó el sucesor de Pedro al recordar el bautismo en el Jordán: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo”».

Precisamente con este bautismo comienza el libro «Jesús de Nazaret» que acaba de publicar Joseph Ratzinger-Benedicto XVI.

Tras el bautismo, Juan vio cómo bajaba sobre Jesús el Espíritu en forma de paloma. «Entonces “conoció” la realidad plena de Jesús de Nazaret y comenzó a “manifestarlo a Israel”, presentándole como Hijo de Dios y redentor del hombre».

Recordando la decapitación, el Papa siguió explicando que «como un auténtico profeta, Juan dio testimonio de la verdad sin compromisos».

«Denunció las transgresiones a los mandamientos de Dios, incluso cuando los protagonistas de las mismas eran potentes», recordó.

«De este modo, pagó con la vida la acusación de adulterio a Herodes y Herodías, sellando con el martirio su servicio a Cristo, que es la Verdad en persona»¸ subrayó.

El pontífice concluyó pidiendo que «también en nuestros días la Iglesia sepa mantenerse siempre fiel a Cristo y testimoniar con valentía su verdad y su amor a todos».

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ZENIT Staff

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