Llamamiento del Papa a los políticos a respetar a los discapacitados

Que hayan nacido o no, aclara

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 16 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha lanzado un apremiante llamamiento, en particular a los políticos, para que se respete la vida de las personas discapacitadas, débiles o las más pobres, nacidas o no nacidas.

El Santo Padre presentó su petición en el encuentro que mantuvo este sábado con unos cincuenta miembros de la Oficina Cristiana de Discapacitados que llegó de Francia en peregrinación con motivo de sus cuarenta años de su fundación.

Entre los presentes se encontraba su fundadora Marie-Hélène Mathieu, pionera de la educación especializada, quien es también fundadora junto a Jean Vanier (fundador de las Comunidades del Arca) del movimiento «Fuego y Luz» para la ayuda espiritual de discapacitados y sus familias.

«Vuestra presencia –dijo el Santo Padre– me invita a hacer un nuevo llamamiento de manera apremiante a todos los hombres de buena voluntad, en particular a los que tienen una función gubernamental y legislativa, a dar un aldabonazo de la conciencia para que se proteja toda vida humana».

«Sobre todo la de los más débiles –aclaró–, los más pequeños y los más pobres» y pidió que «cesen todas las acciones encaminadas a eliminar a los niños concebidos o todavía por nacer, que están indefensos, como si el ser humano fuera el dueño de la vida».

«Abofetear a los pequeños es, en cierto sentido, abofetear nuestra propia humanidad, pues se da entre todos una misma fraternidad y una misma solidaridad», subrayó.

El Papa agradeció a sus huéspedes la atención que brindan «a las personas que sufren algún tipo de discapacidad», pues de este modo «recordáis a nuestros contemporáneos que la persona no se reduce a sus aptitudes ni a su lugar en la vida económica, sino que es una criatura de Dios, amada por Él por sí misma y no por lo que hace».

La Oficina Cristiana de Discapacitados, surgida en Francia en 1963, tiene por objetivo estudiar y aplicar toda iniciativa capaz de contribuir al bienestar, al progreso, a la integración familiar, social y eclesial, de las personas enfermas o discapacitadas.

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ZENIT Staff

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