El pontífice ha enviado un mensaje a monseñor Petrus Canisius Mandagi, obispo de Ambon, en el que confiesa su tristeza por «la pérdida de numerosas vidas, los graves heridos, y por los actos de pillaje, así como el incendio de casas, escuelas e iglesias».
El telegrama, enviado en nombre del Santo Padre por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, asegura que «en estos momentos de sufrimiento y grave ansiedad», el Papa «desea asegurar a toda la comunidad cristiana su afecto paternal y su solidaridad, y su ferviente oración para que el orden público y las relaciones entre los diferentes grupos religiosos y sociales se restablezcan rápidamente».
Monseñor Mandagi ha aclarado que las raíces de la violencia en las Molucas no tiene causas religiosas, sino más bien políticas.
En estos momentos, se teme que toda la región pueda caer en una guerra de carácter político entre musulmanes y cristianos semejante a la de tres años atrás, que costó la vida a 5.000 personas y el desplazamiento de 700.000.
El prelado ha pedido la intervención de la ONU y de la comunidad internacional con el fin de detener el baño de sangre.
Si bien la población de Indonesia es en un 87 por ciento musulmana, en las Molucas el número de cristianos y musulmanes es prácticamente el mismo.