'Lo que me ha conmovido del papa Francisco'

El vaticanista Andrea Tornielli cuenta su encuentro con Bergoglio y los desafíos que esperan al Pontí­fice

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Andrea Tornielli, vaticanista de gran experiencia, autor del blog Sacri Palazzi, es uno de los pocos periodistas que ha tenido el privilegio de entrevistar al papa Francisco. Se reunió con él el pasado 10 de diciembre en la Casa Santa Marta, acogido por el Santo Padre con la sencillez y la cordialidad que ya todo el mundo conoce. La conversación duró una hora y media, durante la cual se afrontaron varios temas. La entrevista publicada en La Stampa es el punto de partida que hemos recogido para hablar con el mismo Andrea Tornielli sobre el pontificado de Jorge Mario Bergolgio, de los desafíos que le esperan y de la percepción que se tiene en el seno de la opinión pública. Tornielli es también autor de un libro de título I fioretti di Papa Francesco. Non lasciatevi rubare la speranza (Las florecillas de papa Francisco. No os dejéis robar la esperanza) (Edizioni Piemme, 2013). Con este último trabajo del vaticanista inicia nuestro diálogo.

***

¿Por qué ha decidido escribir este libro?

–Tornielli: Había tantos pequeños y grandes episodios, historias y pasajes de discursos que merecía la pena recoger: son solamente fragmentos que pueden ser útiles para conocer más al papa Francisco y su modo de ser obispo.

¿Cuáles son las ‘florecillas’ de papa Francisco?

–Tornielli: Creo que la principal está unida a su capacidad de testimoniar la cercanía y la ternura de Dios a las personas, en particular a los últimos y a los que sufren. Las llamadas y las cartas son un ejemplo de esto.

Recientemente ha tenido ocasión de encontrarse con el Santo Padre y entrevistarlo. Imagino que la entrevista fue programada con mucha antelación…

–Tornielli: La pedí en octubre, pensándola para la Navidad.

¿Qué le ha conmovido más en ese encuentro? ¿Hay alguna anécdota en particular que pueda contar?

–Tornielli: Me ha conmovido la capacidad de Francisco poner a la otra persona en facilidad  y debo decir que habiendo tenido la posibilidad de hablar varias veces con el cardenal Bergoglio antes de la elección, he reencontrado la sencillez y la cordialidad de siempre. El haberse convertido en papa no lo ha cambiado. También me ha tocado particularmente sus palabras sobre el sufrimiento de los niños. Ha sido el único momento en el que su rostro se puso serio.

En los medios de comunicación asistimos a una fuga de noticias acerca de los cambios que Francisco se prepara a realizar en la Curia. En su opinión, ¿cuál es el proyecto de reforma que tiene en mente? ¿Es verosímil que quiera renovar la Curia sobre el modelo de gobierno de la Compañía de Jesús?

–Tornielli: No lo llamaría «fuga de noticias» porque a menudo han sido los cardenales y en particular algunos consejeros del llamado C8, los que han hablado de los cambios en detalle. No sé que reforma tiene el Papa en mente: creo que de los purpurados en el pre-cónclave vino la indicación para una reforma que haga más eficiente, más funcional y menos burocrática la Curia romana, y sobre todo, no la haga configurar como un órgano de gobierno central de la Iglesia, sino como estructura de servicio al ministerio del papa, que ayude al camino de las Iglesias locales. No tengo idea si Francisco tiene intención de renovar la Curia sobre el modelo de la Compañía de Jesús, pero me parece que siendo fiel al carisma de san Ignacio, el Papa sea libre. Por lo tanto, no subrayaría demasiado su pertenencia a la Compañía como clave de lectura de sus decisiones.

¿Veremos una destitución del Ior?

–Tornielli: No lo sé: el trabajo de la comisión referente sobre el llamado «banco vaticano», que no es un banco aunque si se ha comportado a  menudo como tal, se concluirá en febrero. El Papa ha dicho más de una vez que el futuro no está definido y que están abiertas varias posibilidades, de la abolición a la transformación en banca ética o a la renovación en la transparencia en el mantenimiento de la estructura actual. Lo que creo que ya no sea tolerable es que un Instituto para las Obras de Religión continúe representando un contra-testimonio evangélico como ha sucedido en el pasado lejano pero lamentablemente también reciente.

Una posible alianza entre Santa Sede y Moscú – por la paz, la defensa de la vida, de la familia y de los cristianos perseguidos – parece una novedad estratégica de dimensión importante. ¿Cuáles prevé que sean los desarrollos de este nuevo eje colocado en los valores cristianos?

–Tornielli: La audiencia con Putin, después de la carta que Francisco le había enviado en ocasión del G8 y las convergencias relacionadas con la tragedia en Siria, muestran como una actitud no geopolítica, en la tradición de la Santa Sede, pueda facilitar consonancias y abrir nuevas vías.       

Ha conmovido mucho la expresión «ecumenismo de sangre» que el Papa ha usado durante su entrevistas sobre la unidad de los cristianos. ¿Qué movimientos, en su opinión, pretende hacer Francisco para realizar esta unidad? ¿Cree que está cerca un encuentro con el patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill?

–Tornielli: Creo que un encuentro es posible, pero no aún en agenda. Creo que la actitud de oración y amistad sea la más adecuada. En relación a esto, no es sobrevalorada la decisión de Francisco de residir en San Marta. Cada visita de exponentes de las iglesias ortodoxas ofrece muchas posibilidades de encuentros de convivencia, dado que todos residen bajo el mismo techo. Además del énfasis sobre la sinodalidad de la Iglesia que el Papa está haciendo en línea con las enseñanzas del Concilio ecuménico Vaticano II, pueden ayudar al diálogo con la ortodoxia. Cierto, el diálogo desde el punto de vista teológico es más fácil con los ortodoxos de Constantinopla, mientras con los rusos el terreno de convergencia puede ser mayormente el de la defensa de ciertos valores en la Europa descristianizada. Hablar de «ecumenismo de sangre» significa partir de la realidad de las persecuciones y de los mártires, y del hecho que para quien persigue cristianos son cristianos y basta, más allá de la Iglesia en la que han sido bautizados.

El cardenal Bergoglio siempre ha tenido buenas relaciones con el mundo hebreo. Como Pontífice está aumentando sus buenas relaciones también con los representantes del Islam. ¿Qué podemos esperar del viaje en Tierra Santa que hará en mayo?

–Tornielli: El viaje será sobre todo una peregrinación para hacer memoria de aquel viaje histórico realizado hace cincuenta años por Pablo VI, marcado por el abrazo con el patriarca de Constantinopla Atenaghoras. Pero creo que será una ocasión para manifestar amistad y espíritu de diálogo con los hebreos y con los fieles islámicos.

¿Cómo explica la perplejidad de muchos católicos, laicos y no, en lo relacionado con la liturgia y el enfoque de las cuestiones éticas del papa Francisco?

–Tornielli: Sería necesario preguntarle a ellos. A propósito de la liturgia, me cuesta mucho entender: permanezco conmovido por la intensidad con la que Francisco celebra la misa. Si las cuestiones a las que se refiere son las relativas a la preciosidad de algún paramento, realmente no soy capaz de adentrarme en estas cuestiones. En relación a las cuestiones éticas, el Papa ha dicho que es hijo de la Iglesia y que piensa como piensa la Iglesia sobre estos argumentos. El hecho de que haya dicho que estos temas vayan contextualizados adecuadamente y no presentados de forma insistente me parece una indicación pastoral.

Se tiene la impresión de que el papa Francisco a menudo es tirado por la «sotana» por exponentes de la cultura progresista, los cuales aprovechan algunos gestos y externalizaciones para hacerlos un icono de «modernidad». ¿Cree que esta actitud condiciona la opinión pública?

–Tornielli: Quisiera solo recordar que este tipo de actitud se encontró también con los pontificados precedentes y el deporte de tirar al Papa por la sotana no es una invención de los últimos meses ni tampoco una actitud solamente «progresista». Miraría más bien al hecho que, a pesar de los intentos de instrumentalización, el testimonio y la palabra del Papa han tocado e interesado también a muchos «alejados». Y esto me parece un hecho positivo.

Una relación entre Iglesia y política «paralela y convergente»  es lo que desea el papa Francisco. Según usted, ¿cómo pretende realizarlo?

–Tornielli: Imagino que como él mismo ha dicho en la entrevista. Toda convergencia entre Iglesia y política que no esté finalizada al bien común, al bien del pueblo, sino que sea para otros intereses «pudre la Iglesia». Imagino que para realizarlo sea necesario en algunos casos una mayor distancia entre la Iglesia y el mundo político.

El Papa le ha dicho que durante el próximo Sínodo extraordinario de octubre de 2014, «muchas cosas se profundizaran y se aclararán». ¿A qué se refería?

–Tornielli: A todas las temáticas sobre matrimonio y familia. El Papa ha querido un Sínodo por etapas, con dos reuniones a un año de distancia una de la otra, y una discusión profundizada también a nivel local.

Usted cree que el objetivo de la Evangelii gaudium es el de «encender la Iglesia». ¿Conseguirá Francisco alcanzar este objetivo?

–Tornielli: Solo en la medida en la que cada pastor, cada sacerdote, religioso o religiosa, cada creyente se deje cuestionar por el testimonio y la palabra del Papa, evitando la actitud – lamentablemente difundida – de quien se siente sencillamente confirmado en lo que ya está haciendo y en quien, por una parte o por otra, tiene el problema de encasillar al Papa en sus propios esquemas.

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Federico Cenci

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