Lo que realmente hace falta para lograr la paz en el Líbano, según oficiales vaticanos

ROMA, jueves, 24 agosto 2006 (ZENIT.org).- Determinadas oficinas de la Curia Romana siguen de cerca la evolución de la situación en Oriente Medio Oriente durante este tiempo de agitación. El padre Michel Jalaak, funcionario de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales sigue siendo cauteloso, incluso ante el actual cese al fuego.

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«Por supuesto tenemos que rezar siempre para que el trabajo diplomático tenga buenos resultados –explica a Zenit–. Pero creo que la duración de este cese al fuego está en riesgo porque falta voluntad de parte de los directamente implicados».

El funcionario de origen libanés afirma que es desconcertante que las Naciones Unidas no llegaron a su resolución inmediatamente y que las interpretaciones de la Resolución 1701 podrían fácilmente variar de grupo a grupo.

«Incluso dentro de Líbano tenemos un montón de partidos con sus propias ideas y respuestas –aclara el padre Jalaak–. Por eso es importante recordar las palabras del Papa Juan Pablo II sobre resolver algo auténticamente: que no podemos tener paz sin justicia y no podemos tener justicia sin perdón».

El Pontificio Consejo Justicia y Paz ha estado acompañando la crisis con un énfasis en la oración, en línea con el llamamiento de Benedicto XVI.

Monseñor Anthony Frontiero, de este Consejo, declaró a Zenit: «La Iglesia ha estado extremamente preocupada por la escalada de violencia en Oriente Medio y por la renuencia de tantas partes decisivas para detener esta violencia y dar un paso atrás y reflexionar sobre los pasos que hay que dar por una paz justa y duradera en esta región».

«De este modo, la Iglesia es esa institución que llama a la familia humana a una mayor conciencia del hecho de que la guerra y la violencia de unos contra otros es siempre una grave infracción de la alianza que Dios hizo con su pueblo»

Monseñor Frontiero añadió que hay una «desgarradora urgencia de que toda la gente implicada comprenda que tenemos que galvanizar nuestro esfuerzos de oración y acción para ser capaces de desmantelar las barreras a la paz».

Muchos están de acuerdo en que uno de los primeros pasos incluye tenderse la mano los unos a los otros en medio de la crisis.

El padre Jalaak indicó: «Es realmente positivo observar cómo los cristianos en Líbano están trabajando tan duro para ayudar a sus compatriotas musulmanes que escaparon desde el sur a los lugares cristianos del país. Abrimos nuestras escuelas, nuestros conventos y monasterios para recibirles y ayudarles especialmente en este momento difícil».

Monseñor Félix Machado del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso comparte este enfoque.

«Cuando nos abrimos los unos a los otros, dejando detrás credo o cultura, nos abrimos a Dios y viceversa –delaró a Zenit–. La intención del Santo Padre es que las diferentes religiones colaboremos entre nosotros. En esto reside uno de los secretos de la construcción de la paz».

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ZENIT Staff

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