Los 18 congresistas estadounidenses que criticaron al Papa desfiguraron sus palabras

Según la directora de Comunicación de la Conferencia Episcopal de EE.UU.

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WASHINGTON, miércoles, 23 mayo 2007 (ZENIT.org).- Los 18 representantes demócratas que recientemente criticaron al Papa Benedicto XVI, cuando respondió a preguntas sobre la legalización del aborto en México, desfiguraron las observaciones del pontífice y desafiaron la libertad de expresión y de religión.

Esta es la posición expresada por la hermana Mary Ann Walsh, directora de Relaciones con los Medios de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, en una declaración del 18 de mayo pasado.

La declaración afirma que «en una desafortunada declaración del 10 de mayo, 18 de los 88 demócratas en la Casa de Representantes criticaron las observaciones del Papa Benedicto XVI relativas a los legisladores mexicanos que están legalizando el aborto. La declaración de los representantes desfigura las observaciones del Santo Padre e implica que la Iglesia no tiene el derecho de dar voz a sus enseñanzas en la plaza pública».

«La Santa Sede –añade la declaración– ha dejado claro que ni los obispos mexicanos ni el Santo Padre han excomulgado a ningún legislador. Más bien, la Santa Sede reiteró la antigua enseñanza de la Iglesia de que nadie que libremente y conscientemente cometa un serio error, es decir, un pecado mortal, debería aproximarse a la Eucaristía hasta que no se haya confesado».

Y cita el Catecismo para Adultos de Estados Unidos: «La Iglesia católica proclama que la vida humana es sagrada y que la dignidad de la persona humana es el fundamento de una visión moral de la sociedad» (p. 442).

En consecuencia, añade, «cada católico está obligado a respetar la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural».

«Sugerir –continúa la declaración de la portavoz episcopal– que la Iglesia no debería dar voz claramente a su enseñanza y aplicarla en una sociedad pluralista es atacar la libertad de expresión y la libertad de religión».

«La Iglesia católica siempre debe y quiere hablar contra la eliminación de los niños inocentes no nacidos. El derecho de hacer esto está garantizado por la Constitución que todos los legisladores han elegido apoyar. Hablar y actuar contra el aborto no es asunto de política partidaria. Es asunto de vida y muerte».

Por último, la declaración concluye urgiendo «a todos los católicos, especialmente aquellos que mantienen posiciones de responsabilidad pública, educarse sobre la enseñanza de la Iglesia, y buscar el consejo pastoral de manera que puedan realizar decisiones informadas con consistencia e integridad».

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ZENIT Staff

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