Los australianos “agradecidos” por su primera santa

El cardenal Pell reflexiona sobre la canonización de Mary MacKillop

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SYDNEY, lunes 25 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Reflexionando sobre la canonización, la semana pasada, de la primera santa australiana, el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, dijo que “inflamaba el corazón” ver la imagen de santa Mary MacKillop colgando de la Basílica de San Pedro de Roma.

Ayer domingo, el cardenal hizo un breve informe sobre el acontecimiento, que reunió a cerca de 8.000 australianos en Roma para la Misa de canonización de la fundadora de las Hermanas de San José, y que muchos otros peregrinos llegaron desde lugares como Nueva Zelanda, Escocia, Perú y Timor Oriental, donde las hermanas de San José están trabajando actualmente.

En esta misa, el Papa canonizó a Stanislaw Soltys (Polonia), André Bessette (Canadá), Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola (España), Giulia Salzano (Italia), y Camilla Battista Varano (Italia).

El cardenal Pell saludó la “amplia aprobación en la mayor parte de la comunidad australiana» y en particular la «delegación bipartidista partamentaria encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores y el diputado líder de la oposición, venidos a Roma”.

También mostró su agradecimiento a Tim Fischer, el primer embajador ante la Santa Sede a tiempo completo, no sólo por acudir a los actos, sino también por organizar “varias celebraciones exitosas”.

El cardenal observó que Kanga Two – una caravana de apoyo para proporcionar ayuda e información a los australianos – fue estacionado frente a San Pedro, y que la embajada australiana fue una gran ayuda para resolver los problemas de los peregrinos.

«Escuché algo sobre una pierna rota y 14 pasaportes robados o perdidos, lo cual ha sido un buen resultado para la cantidad de gente implicada”, añadió.

El pasado lunes, cerca 5.000 australianos se reunieron en San Pablo Extramuros para una Misa de Acción de Gracias. El cardenal Pell explicó que el lugar se eligió para la “única celebración australiana” tanto por su amplitud como por “sus antiguos lazos con el mundo de habla inglesa”.

“Antes de la Reforma los reyes católicos de Inglaterra eran canónigos honorarios de la basílica, que es ahora el lugar tradicional de las celebraciones ecuménicas”, explicó.

Grandes cosas

En esa misa, la hermana Maria Casey, postuladora de la causa de Mary MacKillop, afirmó que “han ocurrido grandes cosas en Roma” en el día de la canonización de Mary MacKillop. Añadió que grandes cosas ocurrieron también en «Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, Escocia, Estados Unidos, Timor Oriental, Perú y otros lugares».

«Ella ya no es sólo nuestra santa australiana”, dijo la hermana Casey. “Es una santa del mundo entero”.

En su homilía, el cardenal Pell afirmó que los australianos están “encantados y agradecidos” por la canonización de su primera santa nativa.

Reflexionando sobre la vida de Mary MacKillop, el arzobispo de Sydney observó que “todo lo que ella hizo lo hizo en el nombre del Señor Jesús, y puso su corazón primero en el Reino de Dios y en su justicia salvadora. Fue su fe lo que motivó su servicio y motivó al gran número de mujeres que se le unieron”.

«Santa María de la Cruz [Mary of the Cross] es una de nosotros”, afirmó, “hija de una sociedad libre y abierta. Su voz es una voz australiana, la voz de una gran mujer a la que los australianos pueden reconocer como una de los suyos”.

El purpurado añadió que santa MacKillop constituye una inspiración para todos los australianos, especialmente en lo referente a sus enseñanzas sobre el perdón, su ayuda a los demás, y su fortaleza al afrontar las dificultades. “Estas enseñanzas hablan a mujeres y hombres, lejos de nuestras fronteras y en todas las épocas”, afirmó.

«Australia no es un país perfecto», concluyó el cardenal Pell, «pero las bendiciones que Dios ha derramado sobre nosotros han sido bendiciones abundantes. Ahora él ha elevado de entre nosotros a santa María de la Cruz para ser nuestra primera santa».

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ZENIT Staff

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