Los católicos mexicanos recuerdan el temblor de hace veinte años

CIUDAD DE MÉXICO, martes, 20 septiembre 2005 (ZENIT.orgEl Observador).- Este 19 de septiembre se conmemoraron los veinte años del temblor de 8.1 grados en la escala de Richter que, a las 7,19 de la mañana, sacudió a la Ciudad de México dejando un número aún no esclarecido de muertos (las cifras oficiales hablaban de tres mil, pero, extraoficialmente, se especula que pudiesen haber llegado a 20 mil).

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En la plancha de la plaza de la Constitución, centro de la capital y del país, el presidente Vicente Fox declaró, tras la ceremonia por el recuerdo de las víctimas, que «México ha cambiado desde entonces y desde aquel día ya nada será igual para el país». Mientras tanto, las iglesias aledañas al Zócalo, la Catedral Metropolitana misma, celebraban con misas especiales el doloroso recuerdo de aquella mañana de septiembre.

Mientras tanto, en Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán, el arzobispo de Tlanepantla, monseñor Ricardo Guizar, a nombre del tercer grupo de obispos que están llevando a cabo la visita «ad limina apostolorum» al Papa Benedicto XVI, dedicaban unas palabras durante la homilía del día a los trágicos acontecimientos de 1985.<br>
«Recordemos la tragedia de hace 20 años y pidamos especialmente en este día por todas las personas que perdieron la vida o a algún ser querido, que el Señor los tenga en su gloria», dijo el arzobispo de Tlanepantla.

Muchos de los edificios y construcciones que se vinieron abajo hace dos décadas, adolecían de graves deficiencias en la construcción; desde entonces, las autoridades capitalinas han reforzado, instigados por grupos civiles y por la Iglesia, las medidas de seguridad en los cimientos y en el andamiaje de los edificios, pues el Distrito Federal es una zona de alto riesgo sísmico.

Por su parte, dentro del grupo de obispos que realiza la visita al Papa, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, manifestó su dolor por la pérdida que tuvo México en ese día: «Recordamos hoy a las personas afectadas y a sus familias; fue un hecho que afectó a todos los mexicanos, roguemos a Dios para que proteja a nuestra patria de otra tragedia así», subrayó.
En Madrid, el tenor español Plácido Domingo, cuya familia fue afectada directamente por los sismos de 1985, recordó que «lo más preciado de aquellos duros momentos fue la solidaridad y la hermandad que demostró toda la comunidad mexicana al unirse a los esfuerzos de rescate con sus propias manos».

«Quizá sea ésta la lección más bella que el pueblo mexicano se enseñó a sí mismo», expresó el célebre tenor, quien perdiera a varios familiares suyos, residentes del edificio Nuevo León en la zona de Tlatelolco.

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ZENIT Staff

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