Los católicos que dejan la Iglesia (III y final)

Diálogo con el obispo Norberto Strotmann y el laico José Pérez Guadalupe

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Con motivo del Simposio Internacional «Evangélicos, pentecostales y carismáticos. Los nuevos movimientos religiosos, un desafío para la Iglesia católica», organizado días atrás en el Vaticano por la Conferencia Episcopal Alemana, ZENIT dialogó sobre estos temas actuales con monseñor Norberto Strotmann MSC, obispo de Chosica (Perú) y presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe del Episcopado peruano, así como con el doctor José Luis Pérez Guadalupe, teólogo y sociólogo.

Ambos fueron invitados como expertos en el tema, junto a otros especialistas del mundo entero. Ofrecemos a nuestros lectores la última parte de la entrevista.

Usted que ha estudiado el fenómeno de los nuevos grupos religiosos, ¿de qué cifras estamos hablando para la próxima década?

–José L. Pérez: Como sociólogo le diría que va a llegar un momento en que esto tendrá un límite. Porque  sociológicamente, no es que se llega a un crecimiento y todos serán evangélicos… Esto no, porque la sociedad tiene un punto de saturación y de neutralización. Por otro lado, la Iglesia católica ha reaccionado. Lo que hace veinte años no escuchabas, hoy lo escuchas. Actitudes como lo que se lee en la primera parte del documento de Aparecida, sobre una Iglesia cercana, hasta modesta. Hay una voluntad de volver a las fuentes, volver al sentido de lo que es la Iglesia.

Hay futuro, ¿entonces?

–José L. Pérez: El futuro latinoamericano no será como el europeo, que en los años cincuenta tenía el 52% de católicos y el 48% de protestantes, y que es algo que se han ido peleando. Tanto así que ahora el grupo mayoritario es el que no cree en nada en Alemania, y ahora se habla de los tres tercios… Mas bien, la tendencia será una reacción del catolicismo como tal. Por eso hay una efervescencia de los movimientos apostólicos, pero que no solamente va a quedar allí, sino que será una efervescencia del catolicismo en general.

Son otros los retos…

–José L. Pérez: El reto ya no es de católicos o pentecostales, sino ver si la cultura como tal es cristiana y si como cristianos podemos llegar a la sociedad.

Usted ejerce una función pública como jefe del Sistema Penitenciario en el Perú… ¿En dicho sector siguen trabajando los grupos cristianos con las personas privadas de libertad?

–José L. Pérez: Bueno, después de 25 años en pastoral carcelaria, me permite dar testimonio de lo que la Iglesia puede hacer dentro de las cárceles. Es por eso que en nuestra gestión, tratando de distinguir mi confesionalidad católica, apoyo todo lo que se haga en beneficio de los internos.

Se viene hablando mucho de los “indiferentes”… ¿Por qué una persona pierde la fe y la atracción hacia la religión?

–Mons. Strotmann: En otro contexto, hace un mes, hemos estado en México con un proyecto de pastoral megaurbana. Allí he dicho que la pastoral del futuro debe ser nuevamente capaz de hacer presente la importancia de la fe para la vida. Y también lo mencioné acá en Roma, porque el gran peligro para países como el nuestro, el Perú, y en América Latina, es que nos absorba una sociedad funcionalmente perfecta, donde ya no hay un sentido de la vida.

¿Y en Europa?

–Mons. Strotmann: En una sociedad como la europea, las previsiones de funcionamiento –pero también las ofertas de diversión por parte de los medios–, acaparan el tiempo de vida. De tal modo que ya no brota, a no ser a partir de los 75 años, aquella pregunta sobre el sentido de la vida… Porque si estás acaparado por coches, por cosas domésticas o en la tecnología, ni te das cuenta que pierdes lo más importante. La Iglesia como tal debe recuperar su capacidad de ofrecer ayudas a su feligresía; y esto quiere decir que los laicos que están colaborando en este proceso tremendamente, deben ayudar a redefinir los márgenes de libertad y de proyección hacia el futuro.

¿Cuál es el mensaje, entonces?

–Mons. Strotmann: La Iglesia debe ser capaz de hacer sentir la necesidad de la presencia de Dios en la vida diaria, pero no para fastidiar y restringir o controlar, sino para ayudar a una proyección.

Siempre está la pregunta… ¿Por qué la vida católica podría ser una alternativa para quien no es creyente?

–Mons. Strotmann: Mirando y experimentando la Iglesia católica, su atracción está en que es el hilo histórico de la fe en Cristo, de forma ininterrumpida. Es una institución que siempre ha ido por puntos de altura, con un testimonio admirable de los mártires –estamos en Roma, cerca a estos sitios–. Porque lleva con sus bellísimas historias –y pésimas a la vez–, una riqueza de transmisión integral de la fe. No es una oferta alemana subjetivizada, en el sentido del protestantismo, sino que es una experiencia de comunidad como ha sido desde Cristo. Y tiene una expresividad palpable, ante todo en América Latina.

¿Y a nivel de presentación de la fe…?

–Mons. Strotmann: Tenemos que rezar para que la Iglesia sea nuevamente capaz de explotar la riqueza que lleva, pero que no sabe acercar a la gente. Permítame decir algo sobre la participación de la Eucaristía… ¿hay algo más bello? Venimos escuchando –desde la tradicion judía–, la palabra de Dios, ante todo hoy con respecto a la palabra de Cristo. Seguimos a pedido del Señor, antes de su entrega, la celebración de su presencia entre nosotros en el pan y en el vino, es el misterio de la Pascua, la liberacion de Israel de Egipto, nuestra liberación, que es la cruz y resurrección de Cristo. No tenemos que hacer –como los pentecostales y muchos otros–, largas oraciones para bajar a Dios de las nubes…

Entonces…

–Mons. Strotmann: Tenemos la palabra de Cristo que es nuestra oración de gratitud, para interceder por lo que nos haga falta. ¿No es lo más bello decir que, al terminar la Eucaristía, Dios nos ha entregado todo su amor, porque hemos recibido a Cristo como tal? No es un octavo para tí y un cuarto para mí…, sino todo para todos.

Sería tan fácil decirlo a los otros, ¿no?

–Mons. Strotmann: ¿Cuándo seremos capaces de hacer sentir como Iglesia católica esto? Que es algo bello y sincero, de que Cristo está presente en nuestras vidas. Debemos hacer llegar a la gente de hoy la fe como algo que da encanto a la vida.

También puede leer la primera y la segunda parte de esta entrevista.

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José Antonio Varela Vidal

Lima, 1967. Periodista colegiado con ejercicio de la profesión desde 1989. Titulado en periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, de Lima. Estudios complementarios en filosofía, teología, periodismo religioso, new media y en comunicación pastoral e intercultural-misionera; así como en pastoral urbana, doctrina social de la Iglesia y comunicación institucional y estratégica, desarrollados indistintamente en Lima, Quito, Bogotá, Roma, Miami, y Washington DC. Ex jefe de oficinas de comunicación institucional en el sector público y eclesial. Asimismo, fue gerente de televisión de un canal y director de dos revistas impresas. Es articulista en publicaciones católicas de su país y del extranjero, entre ellas zenit. Actualmente colabora con los padres palotinos, presentes en el Perú desde el 2014.

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