Los contribuyentes españoles aumentaron en 2009 su aportación a la Iglesia

Hubo 237.143 declaraciones más que el año anterior

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MADRID, jueves, 18 febrero 20010 (ZENIT.org).- Los contribuyentes españoles aumentaron en su declaración de 2009 su aportación global a la Iglesia Católica. Ese año hubo 237.143 declaraciones más que el año anterior, con un aumento de 12 millones de euros en la cantidad recibida que se cifra en 252 millones de euros.

En la rueda de prensa de presentación de los datos del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) de 2008, este miércoles, el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, agradeció “a todos el gesto de asignar a favor de la Iglesia”, especialmente a quienes lo hicieron por primera vez, y recordó que “marcar la casilla no cuesta nada y, sin embargo, rinde mucho”.

El número de declaraciones a favor de la Iglesia Católica se incrementó en 237.143. El número total de declaraciones a favor de la Iglesia se elevó a más de siete millones, exactamente a 7.195.155. En el ejercicio anterior el número de declaraciones a favor de la Iglesia fue de 6.958.012.

En tan sólo dos años, se ha producido un aumento de 711.975. Si tenemos en cuenta que un buen número de declaraciones son conjuntas, podemos estimar que en la pasada primavera nueve millones de contribuyentes asignaron a favor de la Iglesia Católica.

Este año, la recaudación asciende a 252.682.547 euros, lo que significa un incremento de más de 11 millones de euros (11.355.225) respecto al ejercicio anterior. Actualmente, la proporción de las declaraciones a favor de la Iglesia Católica es del 34,31 %.

Hay que recordar que el incremento del coeficiente al 0,7% fue acompañado de la eliminación de la exención del IVA, desde el 1 de enero de 2007, lo que significaba hasta esa fecha para las instituciones de la Iglesia un ahorro aproximado de 30 millones de euros, cifra que ahora debe ser compensada.

Por otro lado, hay que valorar también el hecho de que, con el nuevo sistema, el Estado no garantiza ya ningún mínimo para el sostenimiento básico de la Iglesia. Ha dejado de existir el llamado “complemento presupuestario”, de modo que la Iglesia sólo recibe lo que resulta de la asignación voluntaria de los contribuyentes.

La Conferencia Episcopal considera que, al igual que sucedió el año pasado, los resultados de este ejercicio, permitirán mantener el sostenimiento de las actividades básicas de la Iglesia en niveles de eficiencia y austeridad semejantes a los que han venido siendo habituales hasta ahora.

En el nuevo sistema es y seguirá siendo fundamental la decisión personal de los contribuyentes de marcar la casilla correspondiente en su declaración de la renta. Pueden hacerlo sólo para la Iglesia Católica o bien conjuntamente para la Iglesia Católica y para los llamados “otros fines sociales”.

La Conferencia Episcopal agradece a todos el gesto de asignar, especialmente a quienes lo han hecho por primera vez o han vuelto a hacerlo a favor de la Iglesia Católica, y recuerda que las otras formas de colaboración al sostenimiento de la Iglesia, como son las colectas, las suscripciones, etc., continuarán siendo absolutamente indispensables.

Según la Conferencia Espiscopal, “los resultados de las campañas de comunicación que se han venido realizando en los últimos años han sido esperanzadores” y anunció que tiene la intención de seguir trabajando en esta línea para informar acerca de la labor de la Iglesia”.

La labor religiosa y espiritual de la Iglesia, ya de por sí de gran significado social, lleva además consigo otras funciones sociales. La enseñanza; la atención multiforme a los niños, los ancianos, los discapacitados; la acogida de los inmigrantes; el socorro personal e inmediato a quienes la crisis económica ha puesto en dificultades; los misioneros en los lugares más pobres de la tierra: todo ello surge de las vidas entregadas y de la generosidad suscitada en quienes han encontrado su esperanza en la misión de la Iglesia. “Con poco dinero, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto”, afirma la Conferencia Episcopal.

El notable y constante aumento de las declaraciones a favor de la Iglesia, desde que la financiación de la Iglesia depende de los contribuyentes, obedece a “un conjunto de elementos”, según explicó en la rueda de prensa el vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal.

Para Giménez, en este resultado tiene mucho que ver la campaña de comunicación que ha puesto en marcha la Iglesia para dar a conocer su labor y también “la pregunta que se hacen muchos contribuyentes a la hora de hacer la Declaración de la Renta frente a la posibilidad que uno tiene de destinar siete euros de cada mil a favor de la Iglesia o que se lo quede el Estado para otras finalidades”.

Pese a los indiscutibles buenos resultados, la Conferencia Episcopal no escondía ayer su preocupación sobre lo que pueda ocurrir en los próximos años ante el profundo calado y el largo recorrido que está teniendo la crisis en nuestro país.

“El importe que sale para la Iglesia se debe a los que marcan la casilla y también a la cantidad que se paga de impuestos. Esto significa que si las cosas van bien, irán bien y si hay crisis económica y hay menos cuota íntegra pues irá a menos. Esas son las reglas de juego que aceptamos, por eso estamos funcionando de esta manera”, aseguró Giménez, quien volvió a apostar por aumentar las colaboraciones y donativos de los fieles a través de las suscripciones periódicas a las parroquias o las diócesis.

Los buenos datos garantizan a la Iglesia poder mantener “en niveles de eficacia y austeridad” el sostenimiento de sus actividades básicas, teniendo en cuenta sobre todo que el Estado ya no garantiza ningún mínimo. Con estos argumentos, Giménez Barriocanal quiso despejar posibles dudas sobre lo “llamativo que pueden resultar los importes” que viene recibiendo la Iglesia en los dos últimos años y que han pasado de los 150 millones de euros en 2008 a 240 millones en 2009 y 252 millones este año.

Actualmente cerca de un 32% de los contribuyentes no eligen ninguna de las dos opciones –la Iglesia u otros fines sociales- por lo que una gran parte de la recaudación pasa directamente a las arcas del Estado. Los observadores calculan que, de esta manera, retornan al Estado cerca de 300 millones de euros.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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