«Los cristianos en Irak están muriendo»

Misa en Roma por el sacerdote asesinado

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ROMA, viernes, 8 junio 2007 (ZENIT.org).-«En Irak, los cristianos están muriendo». Esta es la dramática constatación que se hizo en la misa celebrada este jueves en Roma en sufragio del padre Ragheed Aziz Ganni, sacerdote caldeo, asesinado este domingo, 3 de junio, en Mosul, Irak, junto a tres subdiáconos.

El grito de ayuda fue lanado por el padre Philip Najim, procurador del Patriarcado caldeo ante la Santa Sede, en la capilla del Colegio Pontificio Irlandés, el seminario en el que el padre Ganni había vivido durante cinco años mientras estudiaba en la ciudad eterna.

En la ceremonia estaban presentes, entre otros, el cardenal Ignace Moussa Daoud, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal Desmond Connell, arzobispo emérito de Dublín, el arzobispo Mikhail Jamil, procurador del Patriarcado de los Sirios de Antioquía ante la Santa Sede.

«Iglesias cerradas, coches bomba, conversiones forzadas, secuestros: en Irak los cristianos están muriendo, la Iglesia está desapareciendo bajo los golpes de persecuciones, amenazas y violencias por parte de extremistas que no dejan otra opción: o la conversión o la fuga», dijo el padre Najim durante la homilía.

«Los cristianos se han convertido en el chivo expiatorio, del que hay que aprovecharse o al que hay que eliminar. No pueden profesar su fe libremente. A las mujeres se les impone el velo y las cruces son arrancadas de las iglesias», constató.

Hoy, en Irak, informaba el sacerdote, «los secuestros de sacerdotes son cada vez más frecuentes», «los cristianos se ven obligados a pagar “impuestos” si quieren quedarse en sus casas o permanecer en su fe»,

«La única alternativa es renunciar a las propias raíces, dejar su propia patria, incrementando esa oleada de emigración cada vez más intensa», constató con amargura.

Según el celebrante, el padre Ganni «es un mártir de esta Iglesia caldea que sufre y ensangrentada a la que el Papa Benedicto XVI llama iglesia de “los mártires vivientes” ».

«Su martirio debe ser una aurora nueva para la vida y para la paz futura de Irak –concluyó dejando espacio a la esperanza cristiana–. Tenemos necesidad de que la Santa Sede aliente a la Iglesia en Irak y a todos los cristianos a la unidad».

«Que el sacrificio del padre Ganni sea como linfa nueva y vital para su comunidad, para su Iglesia en Irak, y para toda la Iglesia universal», finalizó.

En la misa participaron embajadores de varios países, entre otros, el de Iraq, Albert Yelda, el de Irlanda, Philip McDonagh, el de Gran Bretaña, Francis Campbell, así como dos representantes de los Estados Unidos.

La presidenta de la República de Irlanda, Mary McAleese, envió un emotivo mensaje de pésame.

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ZENIT Staff

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