Los cristianos, olvidados en la anarquía iraquí de la posguerra

Habla una representante de Ayuda a la Iglesia Necesitada tras visitar el país

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SAO PAULO, 7 julio 2003 (ZENIT.org).- Los cristianos en el Irak de la posguerra sienten la presión de los grupos fundamentalistas islámicos, sus mujeres se ven obligadas a cubrirse el rostro con el velo, mientras que la instalación de un gobierno sigue haciéndose esperar.

En esta entrevista concedida a Zenit, Marie Angel Siebrecht –encargada de la asistencia al clero iraquí por parte de la asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada (http://www.ain-es.org)–, comparte sus impresiones sobre la realidad del país.

–¿Cuál es la situación de los cristianos en Irak?

–Marie Angel Siebrecht: Desde hace meses miles de familias cristianas no han tenido ninguna fuente de ingresos. Muchas oficinas del gobierno, empresas o negocios quedaron destruidos. Las personas se han quedado sin trabajo. Esto vale tanto para musulmanes como para cristianos. La situación es muy difícil para todos. En Irak reina el caos y la anarquía. Es necesario hacer urgentmente todo lo posible para restaurar la vida normal. En el sur del país, la situación de los cristianos es particularmente difícil. En Basora, por ejemplo, los cristianos están sometidos a presiones de los musulmanes chiíes. Los chiíes son la mayoría y quieren el poder. Es algo que se puede ver al pasear por las calles. Las fotografías de Sadam Husein han sido sustituidas por las fotos de los líderes chiíes.

–¿Cuál es el efecto de esta presión de los chiíes sobre la vida de la minoría cristiana en Irak?

–Marie Angel Siebrecht: Yo misma pude ver cómo las mujeres cristianas se cubrían desde la cabeza a los pies para salir a la calle por su propia seguridad, pues en caso contrario podrían ser atacadas o sufrir abusos. Esta es la realidad en Basora. Esto no lo vimos en Bagdad o en el norte, en Mosul. Allí la situación es mejor. Cada quien está buscando salvarse como puede en esta situación. En el sur, los chiíes son más fuertes y por ello tratan de hacer presión.

–Las demostraciones de fuerza de los fundamentalistas, ¿constituyen un intento de imponer un islamismo radical?

–Marie Angel Siebrecht: Es difícil de decir. Ninguna de las personas con las que hablamos –nuncio, obispos, sacerdotes– pudo decirnos qué es lo que sucederá. Todos esperan que la situación actual no sirva para fortalecer el fundamentalismo islámico. Pero nadie puede excluir esta posibilidad, al menos en el sur.

–El fenómeno de las mujeres cristianas que se cubren el rostro por miedo a ser atacadas, ¿es un síntoma del crecimiento del fundamentalismo islámico promovido por el vacío de poder?

–Marie Angel Siebrecht: No podemos decir algo así. Las fuerzas de ocupación sólo pueden estar presentes en algunos lugares. En este momento el principal interés no es la seguridad de los cristianos, sino de todos. Incluso en Bagdad, los estudiantes, y sobre todos las jóvenes, tienen miedo de regresar a la universidad, pues los fundamentalistas no distinguen entre musulmanas o cristianas. La gente no sabe qué es lo que les espera a la vuelta de la esquina.

–¿Qué futuro espera a los cristianos?

–Marie Angel Siebrecht: Los pocos cristianos que se quedaron en Irak tienen la tentación de dejar el país. En cierto sentido, están siendo forzados a emigrar. Sienten que no tienen ningún papel que desempeñar en el nuevo Irak. Se habla de los chiíes, de los musulmanes suníes, de los kurdos, pero nadie habla de los cristianos al pensar en el futuro. Es verdad que son sólo una minoría, pero tienen derecho a estar allí, igual que los demás. Por el momento, mientras tanto, la gente tiene la impresión de que todo se está hundiendo. Cada vez tienen lugar más ataques armados tanto estadounidenses como de pequeños grupos terroristas que tienden emboscadas. Estos incidentes van a ocurrir cada vez mas. Tengo miedo a que la situación en Irak sea cada vez más crítica.

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ZENIT Staff

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