Los cristianos se preparan a vivir una Navidad «blindada» en Pakistán

Declaraciones del obispo de Islamabad-Rawalpindi

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ISLAMABAD, 19 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Tras el atentado que el pasado 14 de diciembre sufrió el presidente de Pakistán Pervez Musharraf, la comunidad cristiana del país se prepara para vivir una Navidad entre fuertes medidas de seguridad, pero con esperanza, describe el obispo de Islamabad-Rawalpindi, monseñor Anthony Theodore Lobo.

Musharraf logró salvar la vida por segundos el domingo pasado, cuando una explosión estremeció un puente en la ciudad de Rawalpindi –al norte de Pakistán— instantes después del paso de su comitiva presidencial.

Parece ser que el atentado «fue obra de grupos militantes islámicos que no aceptan su postura de aliado de los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo. El cambio en su política tras el 11 de septiembre ha generado revueltas extremistas», señaló monseñor Lobo.

«Este atentado suscita preocupación también para nosotros, cristianos, especialmente con vistas a la Navidad», declaró el prelado a «Fides», añadiendo que las fiestas se celebrarán con «grandes medidas de seguridad ante las iglesias en todo el país».

«Así sucede desde hace dos años, después de los atentados que se perpetraron contra algunas iglesias cristianas donde murieron numerosos fieles –recordó–. Hemos pedido a la policía vigilancia especial durante las celebraciones litúrgicas».

En cuanto al clima de terror que está viviendo la comunidad cristiana tras el atentado, el obispo explica: «El presidente, que es musulmán, está dando muestras de tolerancia y moderación. Ha indicado varias veces que no se debe usar la religión con fines políticos».

En este sentido, «ha mantenido siempre una actitud de igualdad hacia la comunidad cristiana, eliminado algunas discriminaciones como la de la ley electoral [antes los electores sólo podían votar a los candidatos de la propia religión]» y «ha restituido a la Iglesia las escuelas católicas nacionalizadas por los gobiernos precedentes».

Teniendo en cuenta «que la comunidad cristiana en Pakistán [representa sólo el 2,5% de la población, en su mayoría musulmana] no es una gran fuerza –carece de representantes en el entorno militar, académico o empresarial–, estos resultados son incluso más apreciados», reconoce el prelado.

Por ello, «Musharraf ha demostrado ser una persona respetuosa de los derechos de todos y está consiguiendo las simpatías de la comunidad cristiana».

De todas formas, aunque crece entre los cristianos la alarma del terrorismo, «no viviremos la Navidad como extraños –afirma el obispo de Islamabad-Rawalpindi–: intentaremos transmitir a nuestros vecinos y a la comunidad islámica el mensaje de armonía».

«La celebraremos como ciudadanos pakistaníes dentro de la comunidad de esta nación, con liturgias en lengua urdu, poesías y cantos tradicionales», describe.

La Navidad en Pakistán será también una ocasión para mostrar la solidaridad a los pueblos más aislados: catequistas, organizaciones católicas y grupos de Caritas parroquial viajarán por los pueblos rurales de varias diócesis llevando regalos, consuelo y un mensaje de esperanza a las familias más pobres.

«Invito a todos los fieles a no rendirse nunca: debemos seguir adelante en el camino de la fe. Aunque cometamos errores y veamos nuestros fallos y pecados, no debemos desanimarnos ni perder la esperanza porque el Señor es el Emmanuel, el Dios-con-nosotros», concluye monseñor Lobo.

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ZENIT Staff

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