Los desafíos clave en Costa Rica, según el episcopado católico del país

Mensaje en la 92ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal costarricense

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SAN JOSÉ, martes, 5 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que en su 92ª Asamblea Plenaria (San José, 7 al 11 de agosto de 2006), difundió el episcopado católico de Costa Rica (www.iglesiacr.org).

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He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn. 10,10)

NUESTRA MISIÓN

Los Obispos de la Conferencia Episcopal reunidos en espíritu de oración y reflexión, del 7 al 11 de agosto del 2006, en nuestra reunión ordinaria, le hemos dado gracias a Dios, porque nos ha fortalecido en la misión que nos encomendó Jesucristo como pastores de su Iglesia.

En la carta colectiva que escribimos al Cardenal Sodano afirmábamos: «Como pastores del Pueblo de Dios, hemos sido consecuentes con el encargo recibido de acompañar, responsablemente, a nuestro pueblo en la consecución de sus más altas aspiraciones y en la construcción de una sociedad más justa, democrática y solidaria». «Somos nosotros, los primeros interesados en una transformación institucional de nuestra patria, que la encamine a la modificación de la dinámica actual de crecimiento en conformidad con las metas de eliminación de la pobreza e inequidad, del desarrollo sostenible y una vida digna para todos, sin olvidar el mejoramiento de la eficiencia productiva ni la capacidad competitiva de Costa Rica a nivel Internacional». «Seguros de que, en ningún momento, los obispos nos hemos opuesto a políticas de desarrollo económico que incluyan un legítimo desarrollo humano y que, antes bien, como recién nos ha enseñado el Santo Padre Benedicto XVI, iluminamos aquellos objetivos de justicia a la cual toda acción política debe dirigirse (Cf. Dios es Amor 28).(Carta de la Conferencia Episcopal de Costa Rica al Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado del Vaticano). En su respuesta, Su Eminencia el Cardenal, nos alienta a «promover, como ustedes lo están haciendo, un diálogo sereno y una colaboración consensual con todas las partes interesadas, pues estos son unos presupuestos básicos para lograr el deseado bien común» (Carta del Cardenal Angelo Sodano a la Conferencia Episcopal».

Reiteramos estas afirmaciones con plena convicción, porque corresponden a la propuesta de la Iglesia, ampliamente explicadas en el Compendio de Doctrina Social que se publicó recientemente.

COSTA RICA ES LO PRIMERO

En este espíritu, dada la situación que se pueda presentar en el futuro, frente al T.L.C., hacemos un llamado fraterno a dejar de lado todo tipo de confrontación y a comprometerse, con ánimo sereno, y teniendo siempre en mente el bien común de Costa Rica, buscar los caminos de entendimiento, dialogo y concertación en el recinto parlamentario y en todos los niveles ciudadanos a fin de lograr un acuerdo que haga posible el mantenimiento de la paz social.

Al mismo tiempo, exhortamos a los gobernantes, a las fuerzas políticas, a los empresarios, a los gremios profesionales, a las organizaciones sindicales y laborales, a las organizaciones de la sociedad civil, a los medios de comunicación social, a las universidades y a todas las demás fuerzas vivas del país, a ofrecer con sentido patriótico su invaluable contribución.

Ciertamente hay que cambiar muchas cosas a fin de que se superen las desigualdades económicas y todos los ciudadanos puedan disfrutar de una vida digna, pero las vías de la confrontación y la violencia sólo conducen a empeorar la situación.

ESCALADA DE VIOLENCIA

Nos hemos detenido con honda preocupación en el análisis de la escalada de violencia que se ha desatado en nuestra Patria y de la inseguridad ciudadana. Valoramos el esfuerzo que se hace actualmente por responder a esta situación.

Compartimos los anhelos de los costarricenses de mantener el don precioso de la paz y luchamos por no perderla. Pero, también, queremos evitar a toda costa la creciente violencia que sufrimos cada día los costarricenses. Violencia que se manifiesta en la agresión frecuente que se da en las familias, en la vía pública y hasta en el deporte. La situación económica, social y de convivencia, demandan un esfuerzo concertado y generoso, para que el país que tanto amamos pueda salir adelante. Construyamos responsablemente un futuro de esperanza. Dios nos alienta para sembrar vida y optimismo. Solo en Dios debemos poner nuestra confianza.

Son derechos fundamentales de todo ser humano su vida, su seguridad y su inviolable dignidad. Y contra estos derechos atenta flagrantemente la violencia. Pareciera que el modo de reaccionar violento se ha ido apoderando poco a poco de muchos. No dejemos que la violencia suplante nuestra cultura de paz.

Las imprudencias al volante son expresión de prepotencia o de algún vicio que siembran dolor a muchas familias. Hacemos nuestra la exhortación del Papa Benedicto XVI del 25 de junio 2006: «Hago una llamada al sentido de responsabilidad en la circulación vial, recordando que manifestar un correcto comportamiento al volante, constituye un modo concreto de respetar la vida propia y la de los demás».

Podríamos preguntamos de donde brota esa violencia. La raíz de donde brota no es otra que el desorden personal, familiar y moral. Y este desorden tiene como base los tres ídolos, el dios-dinero, el dios-poder y el dios-placer, ante los que se postra el hombre y la mujer modernos.

Alentamos al gobierno a favorecer y dignificar la vida matrimonial, familiar y social, como lo afirmó en forma muy clara Monseñor José Rafael Barquero Arce, Obispo de Alajuela, en la homilía del dos de agosto en Cartago.

ELECCIONES DE ALCALDES

El domingo 3 de diciembre de 2006 estamos convocados, por segunda vez, para elegir alcaldes, síndicos, intendentes y concejales. El altísimo abstencionismo de las pasadas elecciones de alcaldes, es motivo para que nos preocupemos por las próximas elecciones municipales. Por consiguiente, hacemos un llamado a la ciudadanía para que integren las juntas electorales y para que acudan a ejercer el derecho al voto. Con el ejercicio del derecho al voto se fortalece la democracia y se legitima el acceso de los mejores, a los gobiernos locales.

UN PUEBLO CREYENTE Y MARIANO

Manifestamos la grata satisfacción al contemplar el respeto, la veneración, la confianza, el amor y la gratitud puestos de manifiesto por el pueblo costarricense a la Santísima Virgen María, Madre del Señor, bajo el título de Nuestra Señora de los Ángeles. Vemos cumplidas en este homenaje y culto, las palabras pronunciadas por la propia Virgen María en el canto del Magníficat: «Me llamarán bienaventurada todas las generaciones» (Le 1,48).

También vemos realizada, en general, por la familia costarricense la actitud de José y del discípulo amado, habiéndole dicho el ángel del Señor al primero:. «No temas recibir a María como esposa tuya…(Le 1,20) y al segundo:» Ahí tienes a tu madre» (Jn 19..27), aquél, superando sus dudas: «La acogió como esposa» (Mt 1,24) y este otro: «Se la llevó a su casa » (Jn 19,27). «La casa» costarricense y la familia nacional han abierto sus puertas y su corazón para acogerla y tenerla consigo.

Queremos animar y exhortar a todos, especialmente a los miles y miles de fieles que llenos de fervor y sentimiento, esfuerzo físico y sacrificio, peregrinaron hacia el santuario en Cartago a permanecer junto a la cruz con María y el discípulo amado, durante todo el año.

MISIÓN DE LA PARROQUIA

Reflexionamos de manera particular sobre la visión y misión de la parroquia en nuestras diócesis. Queremos una parroquia evangelizada y evangelizadora, que sea capaz de ser formadora de discípulos y misioneros de Jesucristo. Anhelamos que la parroquia sea el ámbito habitual del encuentro de cada cristiano con Dios y con la Iglesia, el marco donde se
vive la comunión, la fraternidad y la gracia sacramental.

LA V CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y EL CARIBE

Nos sostiene la esperanza que Cristo infundió en el corazón de sus Apóstoles y Discípulos, y con la misma esperanza nos estamos preparando la V Conferencia General de Episcopado Latinoamericano y El Caribe, el año próximo, en Aparecida -Brasil, trabajando para que todos nuestros fieles se comprometan con nosotros en su preparación y celebración.

MONSEÑOR ALFONSO COTO MONGE

Hacemos memoria de Monseñor Alfonso Coto Monge, Obispo Emérito de Limón, ciudadano, sacerdote, obispo que gastó y desgastó su vida por Costa Rica y por la Iglesia. Ya se encuentra gozando de la presencia de Dios en la eternidad y recibiendo la recompensa de todo su trabajo pastoral a favor del pueblo costarricense.

CONCLUSIÓN

Ponemos en manos de Nuestra Señora de los Ángeles todos los proyectos que puedan enaltecer a Costa Rica.

Al renovar la consagración de Costa Rica al Sagrado Corazón de Jesús, el próximo 16 de agosto, anhelamos que se fortalezcan los lazos de amor y de paz en nuestra patria.

Les saluda y bendice,

+ José Francisco Ulloa Rojas
Obispo diocesano de Cartago
Presidente de la Conferencia Episcopal

+ Hugo Barrantes Ureña
Arzobispo Metropolitano de San José
Vicepresidente de la Conferencia Episcopal

+ Óscar Fernández Guillen
Obispo diocesano de Puntarenas
Secretario General

+ José Rafael Barquero Arce
Obispo diocesano de Alajuela

+ Ángel Sancasimiro Fernández
Obispo diocesano de Ciudad Quesada

+ Vittorino Girardi Stellin
Obispo diocesano de Tilarán

+ Guillermo Loria Garita
Obispo diocesano de San Isidro de El General

+ José Rafael Quirós Quirós
Obispo diocesano de Limón

San José, 10 de agosto de 2006

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ZENIT Staff

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